Este fin de semana hemos estado en el campo con mi familia. Hacía mucho que no íbamos y, la verdad, no sé quién ha disfrutado más: si las niñas corriendo y viendo animales, o yo acordándome de cuando mis hermanos, primos y yo éramos quienes correteaban de aquí para allá sin mayores preocupaciones, ¿no os pasa a veces? Lo cierto es que lo hemos pasado pipa y, como el campo estaba inundado de margaritas, aprovechamos para hacer unas sencillas coronas de margaritas que mis hijas no se quitaron en todo el día… Triunfaron tanto que se me ha ocurrido compartirlas con vosotros aquí por si alguno no se había puesto nunca manos a la obra 🙂
Creo que las imágenes se explican por sí solas, pero por si acaso os cuento: es fundamental hacerse con un buen ramillete de margaritas con el tallo largo. Tratad de buscar siempre flores de hojas grandes y tallo ancho y flexible, pues será más fácil trabajar con ellas después. Para «tejer» la corona, haced un agujerito en el tallo de la primera margarita, cerca de la flor pero que no quede totalmente pegado a ella, ayudándoos de las uñas (basta con que pincéis el tallo con el pulgar y el índice, si el tallo está tierno enseguida tendréis vuestro agujero). Coged una segunda margarita e introducid el tallo por el agujerito que acabáis de hacer a la primera flor, ¡ya tenéis el primer eslabón de la corona! Ahora tenéis que hacer el agujerito en el tallo de la segunda flor, e introducir el tallo de una tercera flor por él, ¡así hasta el final!
Yo las remato con un nudo, ¡y a la cabeza! Evidentemente, tienen una duración muy limitada (sobre todo en niños pequeños) pero, ¿y lo bien que lo pasan?
-María