La semana pasada fue el cumpleaños de mi hija pequeña. Dos añazos ya. Llevaba un montón de tiempo con el antojo de organizar un cumpleaños de Caperucita Roja y, aunque ando algo escasa de tiempo últimamente, me lié la manta a la cabeza y me propuse a organizarlo bien. El resultado fue un cumpleaños lleno de lobos y caperucitas donde todos los enanos disfrutaron como lo que son: ¡niños! Aquí os dejo un mini-reportaje en imágenes de la fiesta de cumpleaños por si os sirve de inspiración.
Hace un tiempo vi unas máscaras de lobo moníííííííísimas cuya imagen guardé con mucho mimo esperando el momento de poder ponerlas en práctica… así que mientras veía la televisión por la noche aproveché para hacer estas máscaras de lobo con fieltro gris y negro. Más sencillas imposible. ¿Las capas? Seguí la idea de Oh Sugar Events aunque un poquillo más completas porque les puse un biés para poder ajustar la capa a las más pequeñas (lo mío es complicarme la existencia, lo sé…). Como celebramos el cumpleaños en un porche, colgué las capas y las máscaras de la reja con un cartel para que cada cual escogiera su disfraz.
Encontré toda la papelería en Etsy; hay mil opciones, pero a mí me enamoró esta de Poshtique que es con la que decoré toda la fiesta: la guirnalda, los botellines de zumo y la cartelería de la comida.
Entre los grandes éxitos de la merienda: los cupcakes búho que vi en Velocidad Cuchara y que me enamoraron al momento, y un intento de setas que más bien parecían magdalenas con sarampión, pero que estaban bien ricas. Mis búhos estaban hechos con mini oreos porque hice la prueba con las oreo normales pero me parecían demasiado grandes (y ya me estaba viendo el panorama con niños tan pequeños).
El toque de gracia de la mesa se lo di con la casita de la abuela… me estaba volviendo loca pensando en cómo hacer referencia a la abuela de Caperucita cuando vi esta casita en Ikea entre la decoración navideña y que me encandiló al instante… ¡era perfecta para el cumple!
He de confesar que la tarta era comprada… ¡pero es que ya no me daba tiempo a más! Y como «quien mucho abarca, poco aprieta», decidí no arriesgar y comprar una tarta que decoré con lacasitos y el número dos en rojo (intenté hacer una caperucita con los lacasitos ¡tendríais que haber visto el ataque de risa de mis hermanas con el churro que me salió…!)
Cómo no, no podía faltar la piñata. Y como no hay Caperucita sin su cestita, me hice con unas bolsitas de Ikea de la sección de navidad perfectas para que los pequeños llenaran con las chuches que recogieron en la piñata.
Y colorín colorado… ¡este cumple se ha acabado!
-María