El día en que cambiaron mis prioridades

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Es curioso, no me preguntes por el nombre de un restaurante porque seguro que no me acuerdo, pero pregúntame por el cumpleaños, santo o aniversario de boda de alguno de mis amigos que fácilmente me lo sepa. Y el pasado 19 de enero, en concreto, se me ha quedado grabado a fuego. Bosquete me pegó un sustazo que, gracias a Dios, ha quedado en eso: un susto, y que os contaré otro día, pero del que saco una lectura positiva que, aunque suena a topicazo, jamás tuvo tanto sentido para mí. Que la vida es demasiado corta como para no disfrutarla al máximo, y que puede cambiarte de pronto, así, sin previo aviso. 

Por eso, porque no estoy dispuesta a que no «me pille bailando», como dice la siempre genial LucíaBedesde el 19 de enero han cambiado las tardes por casa. Ya no hay prisas, ni «un segundo que termino» o «ahora no, que tengo que trabajar». Ya no me preguntan si puedo dejar el ordenador e ir a jugar con ellas. Ya no hay gritos y peleas (bueno, vale, alguna que otra queda pero, ¡oye!, una también puede soñar a veces, ¿no?). Sé que soy una afortunada, no creáis, porque puedo gestionarme mi propio tiempo y organizarme para poder estar, y disfrutar, con ellos desde que los recojo del colegio. Pero también sé que antes no siempre lo hacía. Que el que mi cuerpo estuviera no significaba necesariamente que yo estuviera. Y, lo que es más importante, sé que, si un día tengo que adelantar algo de trabajo porque no puede esperar a la noche, que es cuando retomo mi «jornada laboral», me lo perdonan porque saben que ya no es lo normal. O eso espero 😉

Así que sí: desde hace un mes las tardes en casa han cambiado. Ahora somos más de hacer mil y un dibujos, y pringarnos de pintura en el intento. De montar ciudades enteras de Playmobil. De sacar todos y cada uno de los disfraces. De peinar, vestir y desvestir a las Nancys. De pasear a nuestros bebés. De hacer tortitas con nata. De leer y releer cuentos. De pasear a Bamba, y pararnos en cada uno de los parques que nos encontramos. Y sí, es triste que Bosco haya tenido que pegarme un susto para darme cuenta, pero más triste habría sido que no me hubiera dado cuenta, ¿no os parece? 😉

¿Qué? Vuelvo con fuerza, ¿eh? Es que, en parte, necesitaba dejarlo aquí por escrito para recordármelo cuando flaqueen las fuerzas, jejeje.

-María

  1. Marta García

    Hola María! Cuanta razón tienes! Yo intento hacer lo mismo con el peque pero más comprimido porque sólo puedo recogerlo los viernes. El resto de días lo hace con su iaia y con los papis según llegamos del trabajo.
    Y es lo mejor del mundo mundial! Bueno, ese tiempo y cuando me abraza y besuquea dicéndome cuanto me quiere 😉
    Un besote!

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    • Ayyyy, ESE momento. Cómo me gusta. ¡Y qué rápido pasa y empiezan con el «ay, mamá, quita, todo el rato dando besos»! Jajajaja. Parezco una abuela, pero es que me gusta tanto achucharlos… 😉
      ¡Beso gordo, Marta!

  2. No sabes cómo te entiendo. El día 26 de Diciembre pudo acabar muy mal en nuestra casa. Pero mal de «lo peor que les puede pasar a unos padres» y te replanteas una y mil cosas.
    Como bien dices, saquemos la enseñanza positiva, ya que peor sería no habernos dado cuenta nunca.
    Qué tardes más felices pasáis. ¡Me encanta!
    (Por cierto, me alegro (no sabes cómo) de que se haya quedado en un susto lo de Bosco)

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    • ¡Mil gracias, Manu! Y me alegro yo también de que el 26 de diciembre quedara ya atrás 🙂
      ¡A disfrutarlos mucho, mucho, y a dar mucho las gracias por lo que tenemos!
      Beso gordo,
      -María

  3. Menos mal María! estoy contigo, no vale estar de cuerpo presente, ellos valoran que juegues con ellos, que les dediques tiempo. Ya sea 1 tarde entera o 1 hora, pero que sepan que les escuchas. Un beso a toda la familia

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    • Gracias, Patricia. Claro que sí: el tiempo no importa, lo que importa es que estés, y lo disfrutes con ellos 🙂
      ¡Beso enorme!

  4. Me alegro de todo. No del susto, claro, pero aunque si que es una pena que nos tenga que pasar algo así, lo que dices al final del post tiene toda la razón. Peor hubiera sido no darte cuenta, desde luego. Besos

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  5. Viví hace dos años una experiencia parecida, ya que el nacimiento de mi tercer hijo casi nos lleva por delante a los dos. Ese sentimiento que describes es el de amor en estado puro, el de amor a los tuyos y amor a la vida que nos ha dado tanto. Bien está que lo escribas, te regocijes en ese gran placer que es disfrutar de tus hijos (no es para menos) y recurras al escrito cuando pasado el tiempo la vorágine del día a día te atrape inevitablemente de vuelta y te lleve a rutinas pasadas. Cuando sientas que es más difícil de expresar ese amor que te invade, o como bien dices, las fuerzas te flaqueen.
    Esperemos tarden bastante en hacerlo.
    Sed felices! al final es de lo que se trata

    Un beso enorme!

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  6. Lo primero de todo, que alegría que lo de Bosco quedará en un susto! Enhorabuena por haber sabido frenar. Muchas veces estamos tan metidas en la vorágine del día a día que tomar esa decisión es muy muy difícil, pero tu has sido capaz y ahora a disfrutar de cada una de esas tardes y de tus niños!

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  7. Siempre tuve claro que yo quería un trabajo, bonito o feo, que me dejara vivir. Y las tardes libres para poder disfrutar de mi vida, de mi chico, de mi hija, de todo lo que de verdad importa. Supongo que el hecho de que mi padre muriera de repente, a los 51 años, el mismo día que nació mi hija, tuvo algo que ver, pero jamás he antepuesto lo material o las aspiraciones personales a lo afectivo o a mi proyecto vital y familiar. Da igual qué sea lo que desencadena ese cambio o si lo tienes claro desde el principio, lo que importa es que hagas lo que hagas, seas feliz y aproveches lo que tienes al máximo, que dentro de 10 o 20 o 30 años no mires hacia atrás y te des cuenta de que no has vivido, o que te has perdido cosas importantes. Un beso enorme!!!

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    • Mary, me ha impactado mucho tu comentario. Más allá de ese impacto, creo que tienes muchísima razón y, habiendo leído lo que escribes, entiendo que además, también, mucha valentía y fuerza. Un abrazo.

  8. Maria Zalbidea

    Animo! benditos sustos si nos sirven para disfrutar cada vez más de nuestros tesoros. El tiempo pasa muy rápido y tenemos que aprovecharlo. Precisamente ayer hablaba en mi último post de esas «digital mums» en que nos hemos convertido y lanzaba unas reflexiones al aire sobre el tiempo de uso de nuestros móviles cuando estamos con los #nativosdigitales. Me alegro de que haya quedado en un susto y enhorabuena por tus buenos propósitos! Saludos, Maria Zalbidea

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  9. Acabas de ponerle palabras a mis pensamientos porque yo, que me juré y perjuré que, a partir del 1 de enero de 2016, cambiaría para siempre, sigo arrancando a trancas y barrancas mi propósito, que más bien apunta a despropósito. Ponerlo por escrito ayuda y mucho ¿verdad? Parece que deja de ser un trato para ser un contrato, ¿sí? Lo que sigo sin entender es por qué, teniendo tan claro qué es lo que de verdad no importan, siempre tendemos a restar los minutos del mismo sitio, ¿no? Espero que Bosco esté bien y fantástica noticia.

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    • Lo que de verdad *nos importa, quería decir. Nota mental: dejar de poner comentarios mientras caminas. 😉

  10. Cuánta razón! Qué miedos nos entran cuando caemos en la cuenta de que no lo tenemos todo calculado, organizado y controlado porque es imposible, porque la vida es, a partes iguales, organización e improvisación, tranquilidad y sobresaltos, rutina y aventura… Yo tb tengo que replantearme tema horarios por higiene mental propia y de los de casa. Me alegro mucho de que todo haya quedado en un susto. Un abrazo!

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