Como seguro sabréis los que nos seguís por las redes sociales, aprovechando que el 15 de mayo es fiesta en Madrid, Mar, Bea de cbda y yo decidimos que ya iba siendo hora de organizar una junta de accionistas Hello! Creatividad y nos escapamos con nuestras familias a los viñedos que tienen mis padres en la Ribera del Duero. El plan: tratar de desconectar, disfrutar del aire libre y dejar que los niños corrieran por el campo. Y como de campo iba la cosa, Bugaboo nos prestó su nuevo Buffalo Escape para que pudiéramos disfrutar como Dios manda de los paseos a los que se presta el paisaje de la Ribera.
La primera impresión que da el Bugaboo Buffalo es de grande. Enorme. Pero la increíble facilidad con la que se maneja y la gozada que es meterlo por todos lados como quien pasea por terreno llano cautivan de inmediato.
Tres matrimonios con un total de 8 niños menores de 6 años y un perro se dice pronto… pero es lo bueno que tiene el campo: da igual cuántos seáis, mientras tengan espacio para correr. Y así hemos estado; al aire libre desde que nos levantamos hasta que nos acostamos casi, aprovechando para jugar al escondite entre los trigales (que no os imagináis el juego que nos han dado), para recoger flores y hacer coronas de margaritas…
… para volar en brazos de los padres (cómo les gusta eso y qué grima nos da a todas las madres verles volar así…)
… para visitar el huerto, regar las plantas y buscar a ver si había algo que recoger (y comernos) después…
… para jugar en el jardín que rodea a la casa al fútbol o a hacer carreras de relevos mientras los más pequeños jugaban en el porche…
… para pasear entre las viñas y hacer correr a los niños (¿se nota que el plan principal era agotar a los niños para que llegaran derrotados a la cama?)…
… para reírnos un poco del momento «blogger-que-lo-prueba-todo»… y terminar cargando con el carrito porque, evidentemente, por donde a un tractor le cuesta pasar el Buffalo Escape no iba a conseguir pasar sin problemas… ¡aunque se defendió bastante bien, todo sea dicho!
Una de las cosas que nos encanta de Bugaboo es la segmentación que hace de sus carritos: «dime qué tipo de padre eres, y te diré qué Bugaboo necesitas». El Bee y el Buffalo son totalmente opuestos, pero con una (gran) característica común: la facilidad de maniobra, punto clave de todos sus carritos.
Y en cuanto refrescaba fuera, disfrutamos de las actuaciones de los más pequeños con sus geniales bailes y ocurrencias…
… y por las noches los metíamos a todos juntos en la bañera porque, a esa edad, ¿hay algo más divertido que compartir baño y risas con amigos?
En definitiva: un fin de semana de desconexión para mayores y disfrute continuo para niños que nos teníamos más que merecido, y que espero que podamos compartir de nuevo pronto. Chicas, ¿y si cerramos Santa Marta como lugar de junta de accionistas?
-María
PD. Meriendas diferentes y Un día en el campo en Cutamilla.