Uno de nuestros planes preferidos este verano ha sido salir a dar paseos con los niños en bici, ahora que las mayores son ya «independientes» y que a Bosco podemos seguir llevándole en su silla. Tenemos, además, la suerte de tener un carril bici muy cerca de casa, así que salimos con la tranquilidad de saber que no hay coches cerca.
Es un plan que siempre nos ha gustado, aunque he de reconocer que, hasta ahora, quienes de verdad salían a dar un paseo eran mi marido y las niñas, con su carrito para las bicis primero y con la co-pilot después, porque hasta este año, que me la regalaron por mi cumpleaños, yo ni siquiera tenía bici. Ahora que tengo bici, no es raro el día que salimos a dar un paseo para ver si así conseguimos agotar a las fieras.
La sillita delantera de Weeride ha sido uno de los grandes descubrimientos con este tercero. Con las otras dos, Alfonso era quien las llevaba porque a mí me desequilibraba y no iba nada segura, pero con esta sillita estoy disfrutando de mi pequeñón como nunca (se me cae la baba con él, qué le vamos a hacer), le voy contando cosas y le veo disfrutar del paseo.
Tampoco es raro tener que parar y hacer un trocito del trayecto andando; en este caso, había tierra en una de las cuestas de bajada y la pobre Ana se cayó y se raspó las rodillas enteras, así que decidió que ya estaba bien de bicicleta y prefirió ir andando un rato.
Y sí, podéis imaginaros que nuestros paseos en bicicleta no son los más largos del mundo aún; solemos montar una media hora, y luego paramos en algún parque que haya por el camino para que los niños jueguen, que en realidad es lo que más les divierte del plan.
Después, volvemos a coger las bicis y de vuelta a casa, cansados pero felices de haber pasado un rato en familia y al aire libre; como veis, ¡un planazo en toda regla! 😉
-María
PD: Si os gusta la idea de llevar al enano en la sillita delantera como nosotros, os soplo que Weeride sortea una en su blog. Tenéis hasta el 11 de septiembre para participar 🙂