Nueva York siempre será una ciudad especial para mí.

Como ya os he contado alguna vez, tuve la suerte de vivir allí durante un año, y además fue el año en el que nos convertimos en padres. Confieso que fue un año diferente, de trabajar los dos mil horas al día en Madrid, pasamos yo a no trabajar (estaba de baja por maternidad y luego pedí una excedencia) y Jose a hacer un máster en la Universidad de Columbia, así que no sólo vivimos allí, sino que tuvimos tiempo para disfrutar la ciudad.

Probablemente si hubiéramos estado allí trabajando, la experiencia hubiera sido muy distinta, pero nuestra situación nos permitió vivir la ciudad al 100%.

Lo bueno de los americanos es que tienen miles de tradiciones, y una de ellas es que, cada cinco años, la Universidad de Columbia organiza un evento para los alumnos que se han graduado con ellos: en junio le tocó a la promoción de mi marido y aprovechamos para viajar a NY, volver a ver a buenísimos amigos que hicimos durante aquél año y pasear como locos en una de nuestras ciudades preferidas, disfrutando de esos días que teníamos para nosotros dos solos.

Para mí, Nueva York no es una ciudad de visitas puntuales. Claro que tiene lugares espectaculares y especiales, infinitos, pero creo que la mejor forma de conocer la ciudad  es pasear, pasear y pasear por ella.

Eso hicimos en junio a pesar del calor que hacía, así que por si tenéis pensado ir, hoy quería contaros algunos de nuestros paseos preferidos por la ciudad. Son sencillos, son típicos, pero son increíbles, y os aseguro que es muy fácil sentirse un neoyorkino más: