Las primeras semanas de octubre fueron una locura en casa. Una locura. Yo creo que fueron incluso peores que las dos primeras de vuelta al cole, porque por alguna extraña razón pasó lo que pasa siempre: que se te acumulan las tareas en la misma semana. Como sabéis, trabajo fuera de casa, soy abogada. Y, aunque tengo jornada reducida (teórica), a veces (demasiadas) tengo puntas de trabajo que requieren algo así como el doble de la jornada reducida. O el triple. Pues la semana del cuento de Pepito el Palito era una de esas semanas. Y encima tenía a los dos niños con bronquiolitis y conjuntivitis (primeros bichos dando la bienvenida al invierno), así que cuando acostaba a los enanos me ponía a trabajar, pero cuando terminaba e intentaba dormir, eso estaba complicado. Bueno pues además, en el cole de mi hija nos ponían deberes sin parar: que si tenéis que traer una foto de la familia en casa. Que si tenéis que traer algo de otoño. Que si tenéis que traer un cuento o poesía inspirado en la casa. Y no, no me malinterpretéis: me encanta hacer los deberes del cole, y como podéis ver por las imágenes, me gusta «currármelo». El problema es que a veces una no da para más… ¿no os pasa? More ideas than time, que leía hace poco en el blog Made with lof, y me pareció un gran lema para definir mi vida… ¿no os sentís un poco identificadas?. Pero bueno, a lo que vamos. Mi niña tenía que llevar su cuento. Y yo acababa de adentrarme en el inevitable mundo washi gracias a mis compras en All Washi Tape y I Love Kutchi. Así que eran las 00.00 de la noche y al día siguiente el cuento tenía que estar en el cole. Y nos pusimos a hacer un cuento. Un cuento de washi tape.
¿Qué necesitas?
– Washi tape
– Rotuladores punta fina
– Cartulina blanca
– Palitos de madera de helados
– Un poco de imaginación
¡Manos a la obra!
1. Pensar una pequeña historia para ilustrar y en los personajes principales de la historia (en nuestro caso eran dos: Pepito y su mamá). Los personajes eran los palitos de madera, pintándoles una pequeña cara y «vistiéndolos» con washi tape, y lo que hicimos fue hacer como solapas de papel y washi en cada página para que Pepito pudiera meterse en la bañera, en la cama, sentarse en la mesa… es una opción divertida, ya que así los niños van moviendo al protagonista y encajándolo en una página y otra: a Mar le encantó.
2. Hacer dibujos sencillitos con el rotulador para ilustrar los escenarios y decorar con washi tape cada página;
3. Unir las distintas cartulinas para formar el cuento. ¿Y con qué encuadernamos? Está claro, ¿no? ¡¡Con washi tape!!
¿Qué os ha parecido? ¿Os animáis también vosotros a hacer un cuento de washi tape?
– Mar
PD: Creo que en el cole de mi hija el cuento de Pepito el Palito ya es un clásico 🙂