Jugar es divertido, pero recoger no tanto… y en casa a veces es una auténtica pelea conseguir que las niñas ordenen lo que han desordenado, ¿os suena? ¡Lo que daría a veces por tener un poquito de la magia de Mary Poppins! Los tips que os doy aquí no son más que truquillos que uso con mis hijas y que normalmente me dan buenos resultados, y por eso los comparto con vosotros por si os sirven de inspiración, ¡pero recordad que cada niño es un mundo! Y que por mucho empeño que le pongamos, no siempre funcionan.
1. Desde que decidí guardar los juguetes agrupados en distintas cajas todo es mucho más fácil. Sobre todo porque desde el minuto 1 incluimos una nueva norma: para sacar una segunda caja hay que haber guardado todo lo de la anterior. Así nunca llegamos a inundar la habitación de juguetes (¿sabéis lo complicado que es ordenar un mar de juguetes? ¿y que un niño pequeño quiera colaborar? ¡nadie sabe por dónde empezar!). Evidentemente, cuando vienen amigos a casa pasamos olímpicamente de esta norma y pasamos al modo «ya ordenaremos luego», ¡que todos tenemos derecho a disfrutar!
2. Conviértelo en un juego: la que recoja más juguetes sale la última del baño (¡les apasiona jugar en el agua! Por eso se está convirtiendo en mi recompensa estrella). Ya lo decía Mary Poppins: «En toda labor u ocupación hay un elemento de diversión».
3. En algún sitio he visto un juego que me ha encantado, aunque aún no lo he puesto en práctica porque mis hijas son un poco pequeñas: por turnos, vuestros hijos tiran el dado y tendrán que recoger el número de juguetes que salga. Si son pequeños, lo mejor es dirigirlos: «Cinco coches», «tres platos», «seis piezas de lego»… ¡Claro que si el desorden es mayúsculo quizá no sea el mejor juego porque os podéis eternizar!
4. Haced una carrera: en mi casa funciona siempre. «A ver quién es la primera en terminar de llenar su caja» o «A ver quién termina antes de recoger» son dos frases mágicas.
Y para terminar, el mejor consejo que me han dado nunca: tienes que saber elegir las batallas. Aunque creo que es bueno enseñar a los niños a recoger lo que han ido dejando tirado, y a cuidar sus cosas, también creo que hay veces en que no merece la pena meterse siquiera en la batalla. Si han venido unos amigos tuyos a pasar la tarde y os han dado las mil mientras los niños seguían jugando tan tranquila, o no tan tranquilamente, y encima no han dormido siesta cuando normalmente son de lo que no la perdonan, quizá las 11 de la noche no sea el mejor momento para mentar siquiera el orden sino quieres terminar desquiciado.
¿Y vosotros? ¿Tenéis algún truquillo para que recoger sea igual de divertido que desordenar?
-María