Siempre he tenido mucha facilidad para los estudios. Eso hizo que tuviera la oportunidad de estudiar dos carreras y la verdad es que mis notas siempre fueron bastante buenas notas.
Y alguna vez, en la Universidad, salía el tema de qué pasaría con nuestra vida profesional cuando tuviéramos niños.
Siempre he tenido claro que el día que tuviese niños querría estar con ellos el máximo tiempo posible. Así que, cuando salía el tema, yo siempre decía que en ese momento “pararía” mi vida profesional lo que tuviera que pararla e intentaría trabajar menos horas para poder cuidarlos y estar con ellos.
Recuerdo a más de uno ¡y a más de una! llamarme machista… sí, sí, machista. Y preguntarme para qué hacía dos carreras con ese expediente si lo que pretendía era cuidar a mis hijos. Como lo estáis leyendo.
Y ahora os contaré otra anécdota, esta vez de mi mundo profesional…
He tenido a mis tres hijos mientras trabajaba en un gran despacho de abogados, de esos con horarios imposibles: embarazada de mi primera hija, recuerdo semanas enteras llegando a las 3 y a las 4 de la mañana.
Con el segundo pedí reducción de jornada asumiendo que, por el tipo de trabajo, sería más jornada “flexible” y de teletrabajo que reducida, pero al menos me permitía recogerlos del cole y pasar algunas tardes con ellos. Conste que el despacho se esforzó, pero el trabajo es el que es y vivía en un estrés continuado de estar en el parque con ellos, recibir un e-mail del cliente y tener que salir corriendo a casa para contestarle lo más rápido posible. O de tener que quedarme hasta las mil tres días seguidos encerrada en el despacho sin aparecer por mi casa y sin previo aviso porque cerrábamos una operación, mientras la mayor se acostaba cada día llorando sin entender por qué, de repente, su madre no venía a acostarla.
Recuerdo que, embarazada de la tercera, un día tuve una conversación que también podríamos calificar como “curiosa” con uno de los socios directores, bastante buen tío, por cierto, y con el que me llevaba muy bien. La conversación se inició cuando me preguntó cómo veía el futuro en el despacho y fue algo así:
“Pues complicado, Juan (pongamos ese nombre ficticio ;). Si ya me era difícil compatibilizar el trabajo del despacho con dos, con tres ya lo veo muy muy complicado”
“¿Y eso por qué?” – me decía – “Yo creo que si quieres seguir con tu carrera aquí puedes hacerlo sin problemas. Mira a Ana, Marta y María (nombres ficticios): ellas han llegado a socias y tienen a su familia, ya ves que sí se puede conciliar”
{Hago un inciso aquí. Las tres personas a las que citaba, con las que me llevo increíblemente bien y a las que admiro profesionalmente, tienen a su familia, sí. Pero dados los horarios del despacho y la mecánica del trabajo en sí, a sus hijos los ven de sábado en sábado. Entre semana, sencillamente, les es imposible. Y generalmente los sábados y domingo te los pasas mirando al móvil para contestar a los clientes, o delante del ordenador sacando papeles. Lo sé porque lo he vivido}
“Hombre, Juan, no me digas que «conciliar» es ver a sus niños los sábados y domingos…”
“Hija, yo creo que a menos que quieras pasar 4 horas diarias con tus hijos (me decía resoplando como si 4 horas fuese una barbaridad) puedes conciliar perfectamente”
Yo, que no puedo evitar ser un poco (muy) contestona, me olvido de que es uno de mis jefes (me solía pasar) y le replico: “Pues claro que quiero pasar 4 horas diarias con mis hijos, y más si puedo”
“Ja, ja, ja” – me contesta con una risotada, él es así 😉 – “Me parece a mí que entonces no es que tus hijos están enmadrados… ¡es que tú estás “enhijada”!”
“Pues debe ser eso, que estoy “enhijada”. Así que en mi caso veo muy complicado seguir en el despacho cuando tenga a la tercera” Y así me quedo con la última palabra 😉
Vuelve a retomar el tema profesional que nos tenía ocupados y aquí acaba esta curiosa conversación.
Machista y “enhijada”. Por creer que tener hijos no es soltarlos y desaparecer. Por considerar que es mi obligación como madre pasar tiempo con ellos, cuidarlos, verlos crecer. Porque, al margen de que lo considere o no mi obligacion, quiero jugar con ellos, llevarlos al parque, acompañarles al pediatra cuando están malitos, ayudarles con los deberes. Pues nada. Machista y “enhijada”. Eso es lo que piensan algunos.
Debo decir que, aunque no me haya funcionado, conmigo se han portado muy bien con la jornada «reducida», pero ni aún así ha sido posible, ya que era la propia mecánica de mi trabajo lo que hacía que tuviera que estar siempre ahí, y no tanto un problema o una imposición de la empresa.
Dicho esto, por supuesto queda mucho que hacer en el mundo de la conciliación y es necesario hacerlo: se podrían plantear planes de carrera alternativos, incluso aunque pudieras promocionar pero en un camino más lento. Pero son pocas las empresas que se atreven a dar pasos en este sentido.
No digo q todo el mundo pueda y/o tenga q hacer como yo. Cada uno tiene sus prioridades y/o sus necesidades. No todo el mundo se puede permitir tener una reducción de jornada, o dejar su trabajo como hice el Día D y arriesgarse a ser autónomo.
Ni todo el mundo quiere ralentizar, paralizar o renunciar a su carrera profesional, y desgraciadamente la conciliación en este país no existe: si quieres pasar tiempo con tus hijos y menos tiempo en el trabajo, incluso aunque trabajes lo mismo, lo normal es que tengas que echar un poco (o mucho) el freno en el ámbito profesional.
Yo he tenido la suerte de poder hacerlo, y he querido hacerlo. Y me considero afortunada, porque además estoy poniendo en marcha mi propio proyecto, Hello! Creatividad y tengo un trabajo que me gusta y que me permite organizarme como quiero para poder estar con mi familia. Eso sí, no me considero machista en absoluto. Enhijada sí me considero, si eso supone que quiero pasar tiempo con mis hijos.
Creo que algo estamos haciendo mal en la sociedad de hoy en día si el querer estar con tus hijos te convierte en machista. Algo estamos haciendo mal si a una persona le sorprende que quiera pasar 4 horas al día con mi familia. Algo estamos haciendo muy, muy mal o algo funciona muy muy mal en la cabeza de algunos.
Mientras escribo este post me viene a la cabeza un post de Matt Walsh que recomiendo siempre en el curso Hello! Blogging (que justo empieza hoy) y que está en inglés y el título viene a ser algo así como: «¿Eres una mamá ama de casa (stay-at-home mom)? ¿Qué haces todo el día?». El post es genial y describe perfectamente como parte de la sociedad hoy en día (afortunadamente hay otra gran parte con la cabeza en su sitio) ve el ser ama de casa y quedarte a cuidar de los niños como un «atraso», que no entienden, como les pasaba a mis compañeros de Universidad, que una mujer con un futuro profesional prometedor pueda renunciar a él por priorizar su presente y futuro como madre. De mujeres que muchas veces se convierten en el peor enemigo de otras mujeres con comentarios como «es que yo no soy una maruja» o «es que yo si tengo que bajar al parque a los niños me da algo».
Dice Matt Walsh que debemos ser la primera cultura en la historia de la humanidad que no entiende la seriedad y la importancia de la maternidad. Y quizás tiene bastante razón.
Que no entiende que el «trabajo» de criar a unos hijos debería estar puesto en un pedestal. Me encanta cuando dice que sí, que su mujer se dedica a ser «sólo» madre. Y que eso es más o menos como decir que sí, que el sol es «sólo» el sol».
No creo que sea necesario ponerlo en un pedestal. Pero como mínimo hay muchas personas que no entienden lo importante que es, y en cambio te califican de machista, por ejemplo.
Lo bueno es que el mundo online está ayudando mucho a hacer que esto cambie: hay un montón de madres que son mujeres profesionales, trabajadoras y creativas y que quieren hacer posible el pasar tiempo con sus familias a la vez que se desarrollan profesionalmente. Y el mundo online y la tecnología cada vez permite más, ya sea trabajando por cuenta ajena o por cuenta propia, que esto sea posible.
Hagamos que la sociedad cambie. Hagamos que ser madre recobre la importancia que toda la vida ha tenido. Hagamos que sea posible pasar tiempo con tus hijos y trabajar. Hagámoslo.