Como padres del siglo XXI, creo que tenemos un deber que a la vez es una necesidad: intentar estimular el desarrollo y la creatividad de nuestros hijos todo lo que podamos para que tengan la capacidad de adaptarse, de aprender y de innovar. María Montessori fue una educadora italiana que desarrolló un método para liberar el potencial de cada niño y ayudarle a conseguir un desarrollo integral. Y es que si un método se basa en el respeto hacia los niños y su capacidad para aprender, sin duda quiero conocerlo a fondo. Mi amiga Marta conoce bien el método Montessori y ha elegido un colegio con este modelo educativo para sus hijas, y muchas tardes, cuando quedamos, hacemos actividades basadas en esta filosofía educativa para que los niños pasen un buen rato y aprendan cosas diferentes mientras nosotros nos sorprendemos al ver que son capaces de mucho más de lo que creemos.
Me parecía muy interesante contaros un poco cómo son esas tardes basadas en el método Montessori y que ella nos contase a todos más sobre la filosofía que encierra esta metodología y por eso hoy arrancamos nueva sección con Marta como colaboradora. Por eso hoy, y sin pretender ser puristas del método, ya que lo único que pretendemos es presentar alternativas para pasar tiempo en familia de forma diferente y aprender un poco más sobre las ideas de este modelo educativo, arranca en el blog Montessoring, ¡esperamos que os guste la idea tanto como a nosotras y que os animéis a poner en práctica estas actividades con vuestros niños!
Y hasta aquí mi parrafada habitual, ahora os dejo con Marta…
Algún día dejaré de estar por aquí. Os sitúo en escena. Mar, con toda esa energía desbordante y la que suscribe, ensimismada en su vida contemplativa. Mar, con su capacidad para hacer cuatro cosas a la vez y yo para desmembrar una idea en cuatro fases. El jueves pasado llegó Mar a casa dispuesta a dar de merendar a los niños, hacer las fotos para el post de hoy, tener nuestra sesión particular de MM & Talk y hacer la obra de teatro con los niños que le había propuesto. En mi caso, yo estaba dispuesta a crear el decorado de la obra, period. Y luego en tres quedadas más, tener listo el atrezzo, ensayar y ensayar y finalmente en el cuarto día hacer la representación. Uhmmmm. Pero los polos se atraen: yo admiro tremendamente su capacidad de idear y lo más difícil, de poner en práctica esas ideas y Mar me tiene como esa amiga dedicada a reflexionar cual monja laica de clausura que parece bastante feliz. Y así nos queremos. Supongo entonces que nos seguiremos viendo por aquí.
Por eso me deja hacer cuando le propongo la idea para hoy. Sin artificios ni florituras.
Un arreglo de flores que nada tiene que ver con los de Boutemy, sino más bien con los de nuestras abuelas en sus pequeños jarroncitos recolectados a lo largo de los años.
Soy madre entusiasta del método Montessori y esto da para mucho más, lo sé, pero lo dejamos para otros días. Gracias a Mar he aprendido que los blogs también se leen en diagonal y no hay que divagar en exceso. Yo hasta hace poco sólo leía uno llamado Sonambulistas y miraba hasta las comas. Ahora que leo alguno más comprendo que hay que intentar que tu blog sea como las noticias internacionales y no las páginas de sucesos de El País. A mí no me sale, ya veis.
El caso es que cuando Emma tuvo que llevar flores a su clase (cada semana las lleva un niño) para hacer los arreglos florales y vi lo feliz que estaba, pensé ¿por qué no compartir una idea tan sencilla que reporta tanta satisfacción a los niños y nos deja el ambiente más bonito y agradable? Y de paso, abrimos el universo Montessori a más gente para beneficio/disfrute de todos.
Y ya sé que parece que llenar floreros con flores no es algo especial. Pero lo es; más aún cuando son los niños los que lo hacen y colocan las flores delicadamente en pequeños jarroncitos que esparcen por toda la casa y dejan su impronta por todas partes. Y lo es porque fomenta el conocimiento, la concentración, la coordinación, el orden, la autonomía. Aprenden los nombres de las flores, conectan con la naturaleza y su olor, y aprenden a ser delicados, a manejar los distintos utensilios y a seleccionar un lugar apropiado para los jarrones a donde ellos lo llevarán con sumo cuidado. Se responsabilizan de su cuidado y se sienten satisfechos de haber llevado a cabo un trabajo real.
Como yo no soy una experta en el método, os dejo un vídeo encontrado en Youtube para que veáis cómo es el procedimiento:
En Montessori se funciona con las llamadas presentaciones. Un adulto guía al niño en el uso de un determinado material. Muchas veces no hay que utilizar demasiadas palabras, como en este caso del arreglo floral. Pensad que el vídeo está ideado para que los adultos vean el proceso y puedan transmitírselo a los niños con acciones, en la práctica.
Una vez el niño ha visto el proceso y lo ha asimilado, está preparado para utilizar ese material por sí mismo. Todo se procura hacer en un ambiente preparado para el aprendizaje. Con tiempo, con tranquilidad, utilizando materiales nobles: madera, cristal, porcelana. Con el plástico les estamos diciendo: «ayyyy, que lo vas a romper, que tú no puedes«. Tomaos vuestro tiempo, hacedlo vosotros a su lado y luego dejadle su momento. Veréis que funciona.
Termino con una de las máximas Montessori: “Enséñame a hacerlo solo”.
¿Qué?, ¿no os hace reflexionar?
PD: 30 libros infantiles para no leer una y otra vez seleccionados por Marta, que tiene una auténtica biblioteca en casa, y en los museos sí se juega.
Marta Pariente
