Yo también necesito un recreo

Nos ha llegado este vídeo de la nueva campaña de Babybel y a mí, al menos, me ha hecho reflexionar. Reconozco que hay dos cosas que me han matado: la primera frase, la de «mi madre está todo el día trabajando», y cuando la niña que dice eso de «mamá, descansa un poco, descansa un poco» imita a su madre con el teclado del ordenador y el móvil… ¿no os habéis sentido también identificadísimos?

Da igual padre que madre, no se trata de eso aquí, sino de lo fáciles que son siempre las cosas para los niños. Lo simples que son, y lo complicadas que las hacemos nosotros mismos.

Porque sí, a veces no nos damos cuenta pero somos el mejor ejemplo para nuestros hijos, que lo ven todo, ¿y qué tipo de ejemplo les estamos dando si no somos capaces de cortar un poco y disfrutar de nuestro «recreo» con ellos?

Siempre digo que soy una afortunada porque tengo la suerte de trabajar desde casa y (normalmente) puedo organizarme como quiera para no perderme nada de la vida de mis hijos, pero lo cierto es que a veces, cuando recojo a las niñas del colegio con toda esa energía con la que salen y les digo que «luego bajamos al parque» porque sé que tengo que ponerme a trabajar para terminar «un par de cosas» y me da la hora de los baños y cenas… esas veces no me siento, para nada, tan afortunada. 

Y menos aún cuando bajan al parque con mi hermana o con la persona que nos echa un cable en casa y yo les juro y perjuro que en un ratito bajo, que tengo que terminar una cosa rápida… y cuando quiero darme cuenta han pasado dos horas y las estoy oyendo en el rellano del ascensor, ya de vuelta. Seguro que a alguno os suena, ¿a que sí? No hace falta trabajar desde casa para haberlo vivido.

Por eso la campaña de Babybel me ha hecho reflexionar tanto: porque en el fondo sé que no cuesta tanto cortar y seguir después, cuando ya están en la cama. Que sí, que quizá esa noche me iré a la cama a las mil, pero habré podido disfrutar de las risas y juegos de mis hijas, al menos un rato. Quizá incluso sería más fácil bajar un rato al parque con ellos, disfrutar con ellos de su momento de la merienda, que los niños también tienen que reponer fuerzas, y volver a subir después, tras nuestro «recreo» particular, y terminar de trabajar mientras ellos juegan en casa, que tampoco es tan mal plan.

El caso es que el vídeo me ha gustado, y por eso lo comparto con vosotros. Da mucho que pensar, ¿no creéis? Yo, desde luego, me quedo con dos ideas fundamentales: que no tenemos que perder nunca las ganas de salir a jugar al recreo, aunque ese «recreo» cambie en función de la edad de cada cual, y que la vida es muy corta para pasarnos los días delante de una pantalla del ordenador. Vale, va: y que los niños crecen demasiado rápido, ¿de verdad vas a perdértelo?

-María