Niños y aire libre: cuanto más, mejor

Bugaboo Donkey

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No es ningún secreto que me encanta el campo, la libertad que da a los niños el saber que pueden correr libremente, hacer y deshacer, inventar historias y sentir que no hay ningún adulto pendiente de lo que hacen o dejan de hacer. Y la libertad que nos da a nosotros, como padres, saber que pueden hacer lo que quieran, y que puedes «desentenderte» de ellos porque no hay peligros alrededor… no os voy a engañar, desconecto mil veces más un día en el campo que cuatro de viaje con ellos en cualquier ciudad. 

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Llevaba tiempo queriendo enseñaros el día de campo que pasamos en Monte de Cutamilla, la reserva natural privada de la familia de Mara que es una auténtica maravilla, pero los días me comen y no terminaba de hacerlo, así que he decidido que de hoy no pasaba: de aquí no me levanto hasta que no le dé al botón de «publicar» 😉

Todo en Cutamilla enamora, desde la primera curva nada más entrar en el camino privado que lleva a la finca hasta que vuelves a salir a la carretera de vuelta a la civilización. El palacete, los distintos paseos que la rodean, la luz que atraviesa la arboleda que hay cerca de las vías del tren, Mara y Ángel Luis y su hospitalidad infinita, las migas con huevo (ayyyyy, esas migas con huevo), la compañía, los burros y caballos, los niños corriendo… las risas, el buen ambiente y el tiempazo que nos hizo un día de mediados de noviembre en plena Segovia.

Campo con niños + nuevo Bugaboo Buffalo Classic

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Mis mejores recuerdos de niña han sido siempre en el campo, en casa de mis abuelos, rodeados de naturaleza y primos, y así lo demuestran los álbumes de fotos que guarda mi madre en casa. En Las Alturas pasábamos gran parte de los fines de semana del año, Semana Santas, puentes y veranos, y aunque nos fuimos haciendo mayores y la idea de pasar las vacaciones «encerrados» en el campo dejó de atraernos, las Semanas Santas siempre, siempre, eran en Las Alturas.

Hoy por hoy, que soy yo quien tiene niños pequeños en casa, si me preguntas cuál es mi idea de «un fin de semana perfecto con niños» fácilmente mi respuesta sea perdernos por el campo. Me encanta vivir en la ciudad, no lo niego, pero al final el día a día me come y reconozco que en cuanto llega el jueves ya estoy pensando en huir 😉

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Un fin de semana entre viñedos con el nuevo Bugaboo Buffalo Escape

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Como seguro sabréis los que nos seguís por las redes sociales, aprovechando que el 15 de mayo es fiesta en Madrid, Mar, Bea de cbda y yo decidimos que ya iba siendo hora de organizar una junta de accionistas Hello! Creatividad y nos escapamos con nuestras familias a los viñedos que tienen mis padres en la Ribera del Duero. El plan: tratar de desconectar, disfrutar del aire libre y dejar que los niños corrieran por el campo. Y como de campo iba la cosa, Bugaboo nos prestó su nuevo Buffalo Escape para que pudiéramos disfrutar como Dios manda de los paseos a los que se presta el paisaje de la Ribera.

La primera impresión que da el Bugaboo Buffalo es de grande. Enorme. Pero la increíble facilidad con la que se maneja y la gozada que es meterlo por todos lados como quien pasea por terreno llano cautivan de inmediato.

Tres matrimonios con un total de 8 niños menores de 6 años y un perro se dice pronto… pero es lo bueno que tiene el campo: da igual cuántos seáis, mientras tengan espacio para correr. Y así hemos estado; al aire libre desde que nos levantamos hasta que nos acostamos casi, aprovechando para jugar al escondite entre los trigales (que no os imagináis el juego que nos han dado), para recoger flores y hacer coronas de margaritas

Meriendas diferentes

meriendas diferentes

Justo antes de que naciera Bosco pasamos unos días en Santa Marta, entre campo y viñedos. Nos encanta ir ahí porque tanto niños como mayores disfrutamos del aire libre y de la tranquilidad de saber que los pequeños pueden correr fuera sin miedo a nada, y sin tener que andar con mil ojos por si salen a la carretera en plan niño inconsciente o se alejan demasiado entre la multitud.

Ahora, además, las niñas tienen ya una edad cómoda para dar paseos por el campo sin tener que cargar con ellas a mitad de recorrido porque se cansen (aunque alguna siempre lo intenta por si cuela), así que disfrutamos especialmente esos días de desconexión. Uno de nuestros grandes descubrimientos han sido las meriendas al aire libre, ¡y no sabéis cómo las disfrutan! Todas las tardes cogíamos nuestra cestita, la llenábamos de sandwiches, fruta o bollos, dependiendo del día, rellenábamos las botellas de agua y zumo o leche, ¡y a pasear!