Disfraces caseros: El monstruo de colores

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disfraces halloween

El finde pasado empezamos con los preparativos de Halloween. Y no es que seamos muy de celebrar Halloween por aquí, pero en casa cualquier excusa es buena para idear un disfraz y pasarse la tarde entera poniendo y quitándoselo 😉

En casa somos muy, muy fans del libro El monstruo de colores, de Anna Llenas, ¿lo conocéis? Es un pobre monstruo que se ha hecho un lío con las emociones, y tienen que ayudarle a ordenarlas. La versión que tenemos nosotros es pop-up, además, así que encanta a mayores y pequeños. Si no lo conocéis, os lo recomiendo para la próxima vez que queráis regalarles un libro: nosotros nos podemos tirar horas hablando del pobre monstruito, de las emociones que hay y cuándo las que sienten y por qué.

El caso es que, este año, hemos decidido que queríamos ser monstruos, pero monstruos buenos 😉

DIY

Disfraces de carnaval y el paraíso de los niños

disfraces de carnaval Imaginarium 6

disfraces de carnaval Imaginarium 4

Os pongo en situación: martes, cuatro y media de la tarde, Bosco se declara en huelga de siesta (últimamente lo hace mucho… lo de dormir no va con él, ¡qué le vamos a hacer!) así que me lo cargo a la cadera (y luego me extraño de que me duela la espalda) y voy corriendo a recoger a las otras dos. Chispea. Qué digo chispea: para cuando llego al colegio lo que cae es lluvia, así, con todas las letras. A estas alturas del partido, cualquier otra tarde ya habría empezado a tirarme de los pelos… pero ese martes no, ese martes, por suerte, teníamos un plan. Mentira, «un plan», no: EL plan. EL planazo. Fiesta de carnaval en Imaginarium. Y ahora dime que no quieres volver a ser niño…

¿Os imagináis? Cinco años, entras en tu tienda de juguetes, esa de la que tienen que sacarte a rastras cada vez que vas, y te dicen las palabras mágicas: «¿de qué quieres disfrazarte?». Y ves allí, ordenaditos, un montón de disfraces: superhéroes, princesas azules y rosas, caballeros, reinas y reyes, Peter Pan y el Capitán Garfio, El mago de Oz, Caperucita Roja, Alicia en el País de las Maravillas…  ¿me tomas el pelo? La cara de mi hija era un cuadro. Al final, Dorothy, de El mago de Oz, es el elegido. 

Un paseo más divertido con iimo

triciclo niños iimo bebestilo

Que no, que no, que Adriana todavía no ha llegado… 40+6 hoy… pero bueno, mañana la tendré en brazos sí o sí, ya que o me pongo de parto hoy (permitidme que lo dude) o mañana me inducirán el parto. Bueno, pues a lo que iba… que antes de quedarme fuera de combate por unos días quería hablaros de iimo, un triciclo de diseño japonés que nos propusieron probar y que ha cambiado nuestros paseos los sábados y domingos por la mañana.

La verdad es que Mar, mi hija mayor, nunca se quejó del carrito. Pero claro, Jose ya tiene 2 años y medio y cada vez es más difícil que acepte ir en él, y más viendo cómo su hermana mayor va andando. Y lo entiendo, pero el enano es bastante (muy) inconsciente (eso os lo contaré otro día…), y le encanta ir andando y, sin previo aviso, salir corriendo (de hecho diría que es su especialidad). Y más de una carrera me he tenido que pegar con el «bombo» para cazarlo al vuelo antes de que llegue a la carretera en plan kamikaze; así que definitivamente tengo que salir con algo, sea el carrito o sea lo que sea, para poder sujetarlo un rato cuando ya no puedo más.

Y la verdad es que el triciclo iimo ha sido una gran solución. Ahora no sólo quiere subirse: se pelea con su hermana para ver quién es el que va a ir subido (y eso que ella ya es un poco mayor para el triciclo) y tienen que hacer turnos. Os cuento que nosotros ya teníamos un triciclo con mango que nos regaló la abuela el año pasado, pero la verdad es que el niño no podía darle a los pedales y llevarlo era un auténtico infierno, ya que era el niño quien giraba el manillar y la única solución para «enderezarlo» era levantar la rueda delantera del suelo y llevarlo en peso. El iimo, además de ser INFINITAMENTE más bonito (su diseño minimalista con un toque retro me parece chulísimo, y de hecho ganó un premio al mejor Diseño Infantil en 2010), soluciona este problema, ya que el mango de los padres hace girar las ruedas traseras, un mecanismo de control de la dirección que permite que seamos los papás los que controlamos la trayectoria.