Londres con niños
A dos semanas de terminar septiembre, ya iba siendo hora de que os contara en el blog cómo fue nuestro viaje a Londres con los tres niños… ¡y es que creo que ha sido, con diferencia, uno de los mejores viajes que hemos hecho con los niños! Vale, de todos vuelvo diciendo que ha sido el mejor viaje de mi vida, pero es que en este caso Londres me ha enseñado una forma distinta de viajar con ellos.
Hemos disfrutado mucho, muchísimo, de la semana que pasamos en Londres, pero creo que una de las claves ha sido, precisamente, que visitábamos una ciudad que tanto Alfonso como yo conocíamos de sobra.
Cero estrés por conocerlo y verlo todo. Ningún afán por comer y cenar en los sitios de moda. Creo, de verdad, que esas han sido las claves. Y no creáis que iba con esa premisa en mente, ¡ni mucho menos! El primer día, nada más llegar, cometimos la «novatada» de salir a cenar con los niños para no complicarnos demasiado: ¿resultado? Niños cansados, inquietos y excitados con el viaje, y padres desquiciados. «No pasa nada», nos dijimos, «mañana comemos fuera, y cenamos en casita, que es donde mejor se está». ¡JA! La comida «fuera» al día siguiente nos dejó claro que aún no habíamos entendido el viaje, y cuál era el plan que teníamos que seguir: comidas de picnic en cualquiera de los muchísimos parques de Londres y cenas tranquilas en casa, una vez bañados los niños y relajados todos. ¡Ahora sí! ¡Eso sí que era viajar, y disfrutar, con niños!
Aprendida la lección, nos hicimos con un buen mapa de Londres y, cámara en mano, nos lo pateamos de arriba a abajo (porque sí, los niños se lo han pateado como auténticos campeones), alternando museos y visitas obligadas con parques y atracciones donde disfrutamos todos: ellos como los niños que son, y nosotros de verles disfrutar así.