Manías de madre (heredadas)
No sé si os pasará, pero yo, desde luego, desde que soy madre me paso la vida oyéndome decir una y otra vez las mismas frases que nos decía mi madre cuando éramos pequeños. Y no me refiero sólo a los «recoge tus cosas», «pórtate bien», «siéntate bien en la mesa», «con la boca llena no se habla» y demás recopilatorio de frases de madre que todos tenemos y conocemos, sino a pequeñas manías de mi madre que, a base de repetírnoslas, he descubierto que han calado hondo en mí. Una de ellas son los cepillos de pelo. ¡La de veces que habré oído a mi madre decir: «¡Limpia el cepillo!» cada vez que me secaba el pelo! Y terminaba haciéndolo a regañadientes, cómo no. Y ahora va y resulta que no puedo ver un cepillo con un mísero pelo… ¡Para que luego digan que no les hacemos ni caso! Jajaja.
Pues como esas, mil: