6 cosas que aprendí como madre de cuatro

Icíar nació a finales de mayo y, desde entonces, me sorprendo a mí misma recordando cosas que parecía haber olvidado y descubriendo otras nuevas que, como madre, me han facilitado mucho la vida. «¡Cuatro hijos le han hecho falta!», pensaréis. Pues sí. Y me juego el cuello a que si tuviera más, seguiría aprendiendo otras tantas 😉

// UNO //

La primera lección, esa que no termino de aprenderme del todo bien, es que da igual lo mucho que planifique algo, y el empeño que ponga en conseguir llegar a tiempo a los sitios, siempre termino llegando cinco o diez minutos tarde… ¡quién me ha visto y quién me ve! A lo que sí que he aprendido con el paso de los años, y a medida que iba aumentando el número de niños en casa, es a tomármelo con filosofía (y a avisar a la gente de que haría lo posible por llegar a tiempo, pero que no lo garantizaba): no pasa nada, lo hacemos lo mejor que podemos, y la gente (normalmente) lo entiende. Y por si acaso me he adelantado el reloj cinco minutos, aunque como me lo sé tampoco me está sirviendo de mucho jajaja.

// DOS //

Las cunas de colecho. He tenido que tener cuatro hijos para descubrirlas. Sí, sí, reíos… He dado el pecho a todos mis hijos, todos ellos han dormido en mi cuarto, y todos han dormido más de una vez con su madre en la cama, pero con Icíar he descubierto las cunas de colecho y, creedme: hay un antes y un después. Descanso mil veces mejor. Tengo a Icíar pegadita a mí, llego a darle la mano, o a cogerla en brazos, sin tener que incorporarme de la cama y, por tanto, sin desvelarme del todo, y no tengo el agobio de pensar que voy a aplastarla por la noche (admiro a quien lo consiga, pero yo no soy capaz de dormir con un bebé en la cama y descansar de verdad. Cierro el ojo, sí, pero es un duermevela del que me despierto sobresaltada pensando si aplastaremos al niño mi marido o yo, contracturada de más de tenerlo recostado en un brazo para protegerlo, y con la sensación de no haber pegado ojo en toda la noche). La que yo tengo es la de Chicco Next2me, que me ha parecido hiper cómoda porque puedes bajar y subir el lateral súper fácil, tiene la opción de mecer la cuna si lo necesitas, y se monta y desmonta bastante fácil para llevártela de viaje (ojo, que ni me patrocina, ni nada que se le parezca, simplemente me ha encantado como usuaria y lo comparto, pero seguro que hay mil opciones más).

// TRES //

Las bolsas para esterilizar en microondas. Y viniendo de una persona que esteriliza más bien poco, pues es todo un descubrimiento. En realidad lo hice con Bosco, pero cuando ya no esterilizábamos, así que con quien de verdad las he utilizado ha sido con Icíar.

Desconectar para reconectar

desconectar para reconectar

Llevo tanto tiempo diciendo que sí, que me da tiempo, que quiero retomar el blog porque es algo que me encanta y que pienso hacerlo, y sin cumplir conmigo misma, que hoy he decidido sentarme de una vez por todas delante del ordenador y reconocer, en cierto modo, que no puedo hacerlo. Y me da una rabia horrible porque odio, con toda mi alma, llevar la coletilla de «no me da la vida» siempre en la punta de la lengua.

Mi familia y amigos, que me conocen bien, saben que no soy de quejarme, que odio decirle a nadie que me da o no me da tiempo a hacer las cosas porque todos tenemos las mismas limitaciones de tiempo y cada cual se las apaña como puede: siempre he pensado que tener o no trabajo y tener o no familia, o más o menos hijos, no son excusa para que te dé o no tiempo a hacer las cosas, y lo sigo manteniendo; sencillamente, hay momentos en la vida en que por mucho que quieras no llegas a todo, y no pasa nada por reconocerlo. 

Ya os dije que 2017 y yo no habíamos empezado con buen pie, pero también os dije que pensaba disfrutar de este año cayera quien cayera y lo mantengo. Y yo disfruto, y mucho, escribiendo en Sonambulistas, así que no os preocupéis que con este post no estoy diciendo que no vaya a aparecer, ¡ni mucho menos!, simplemente os cuento que aunque este primer trimestre ha sido un poco montaña rusa yo estoy como mi hija en la foto: del revés pero sin perder la alegría. Y sí, quizá me cueste un poco más encontrar el momento de sentarme delante del ordenador, editar fotos y traeros nuevas ideas, recursos y proyectos, pero no dudéis que lo encontraré, que tampoco voy a dejar a la pobre Mar cargar con todo el peso de Sonambulistas, jejeje.

Sencillamente, no quiero que Sonambulistas se convierta en un carga porque, como decimos muchas veces en los cursos de Blogging de Hello! Creatividad, si te sientas medio obligado delante del ordenador a escribir un post lo mejor es tomarse un tiempo, parar, desconectar, e intentar retomarlo más adelante pero con ganas y energías renovadas. Y eso es precisamente lo que estoy haciendo yo: me he parado, me estoy quitando de la cabeza ese constante «tengo que publicar en el blog» y estoy disfrutando, por el camino, de mi marido, de los niños, de nuestras familias, de la casa nueva y de prepararlo todo para la llegada de Icíar, mientras recopilo ideas, fotos e historias que contaros muy pronto por aquí.

mi mundo al reves

Stay tuned, que en breve estoy de vuelta 😉

-María

Historia de una mudanza

historia de una mudanza

imagen

Tal y como os adelantaba en el primer post del 2017, hemos empezado un año de grandes cambios y uno de ellos es que dejamos esta casita que tanto nos gusta y en la que tan buenos recuerdos hemos creado para irnos a otra en la que no dudo que estaremos también fenomenal, aunque ahora mismo se me está haciendo un poco cuesta arriba y sólo pienso en la penita que me da dejar atrás esta en la que tan bien hemos estado y en la que me habría gustado quedarme muchos años más. Pero Alfonso y yo hace tiempo que tomamos la decisión de vivir de alquiler, algo que nos brindaba la oportunidad de cambiar de casa a medida que las circunstancias lo requerían y, aunque nuestra elección tiene muchas ventajas, también tiene un gran inconveniente y es que dependes del propietario; en nuestro caso, que querían vender la casa (¡afortunado quien la compre!).

El caso es que, con esta nueva mudanza, se cumple totalmente mi mal de cada embarazo: niño nuevo, casa nueva. Y os aseguro que no es porque quiera jajaja. El único embarazo en el que no tuve que mudarme fue con la mayor, pues aún cabíamos en nuestro pisito de recién casados; embarazada de Ana vimos claramente que no había manera de que cupiéramos, así que nos mudamos con mi tripa de 7 meses; con Bosco estuvimos tentados de quedarnos donde estábamos pero entonces, en pleno «síndrome de nido», descubrimos «la» casa y, con un tripón de 8 meses y pese al terror de mi madre por que se adelantara, volvimos a mudarnos. Esta vez juro que ni síndrome de nido ni nada… de hecho, me reía con mi marido porque le decía que era la primera vez que nos íbamos a quedar donde estábamos, y estaba feliz. ¡JA! Aquí estoy de nuevo, con una tripa considerable y planeando nueva mudanza. ¡Pero tan felices! Cansada, sí. Con pocas ganas del momento «mudanza» y «redecora toda una casa» que en cualquier otro momento tanto me habría gustado, sí. Pero ilusionada con el cambio, eso seguro; ya os dije que el 2017 no podría con nosotros y pensaba disfrutar todo lo que nos deparara.

Así que, por si a alguno puede venirle bien mi experiencia con mudanzas, me he animado a escribir este post y contaros lo que he aprendido entre unas y otras:

Querido 2017, ya sólo puedes mejorar

NECK-AND-NECK-CASA-MARIA-48

foto Bea Gaspar

Querido 2017, tú y yo no hemos empezado con demasiado buen pie: Mary Poppins cogió su maleta y su paraguas y decidió que ya estábamos preparados para volar solos, aunque yo no lo tengo tan claro como ella; Bamba se fue de Picos Pardos el 1 de enero y hasta el 9 no apareció de vuelta (cuando Alfonso y yo ya habíamos perdido la esperancita de encontrarla y retrasábamos el momento de decirle a los niños, sobre todo a Anita, que no sabíamos dónde estaba ni si volvería); probablemente nos toque cambiar de casa, y no quiero porque me encanta la casa donde estoy y tenía toda la intención de no volver a mudarme en muchos años…

Pero te digo una cosa: nosotros somos más fuertes, y no vas a poder con nuestra ilusión 🙂 

Bamba apareció (gracias, gracias y gracias a una chica genial de Roa que la encontró y consiguió cogerla). Los niños me están ayudando muchísimo y estamos disfrutando de las tardes juntos como hacía tiempo. Y seguro que encontramos una casa que me encante aún más y en la que seguir almacenando buenos recuerdos.

Así que te digo una cosa, 2017: este año pienso disfrutarlo, y disfrutarlo mucho.

Pienso disfrutar de Blanca y sus payasadas, y de esa semiadolescencia que parece que ahora llega a los 7-8 años. Disfrutar de Ana y sus ideas de bombero, su risa contagiosa y esa alegría (descontrolada) que transmite siempre. Disfrutar de Bosco y esa maravillosa etapa de descubrimiento y volverle a uno loca que son los 2-3 años. Disfrutar de esta nueva oportunidad de experimentar el milagro de la vida, aunque me queje (de vicio) porque los años, y sobre todo los otros tres embarazos, me pesen. Disfrutar del nuevo pitufillo («lenteja» de momento, que ha salido cabezota y aún no se ha dejado ver claramente así que seguimos sin saber qué es). Disfrutar de mi marido, que no hay nada que me guste más. Disfrutar de mi familia y de los eventazos del año (dos bodas en tres meses, ¡ahí es nada!). Disfrutar, y dar gracias, por la suerte que tenemos de estar juntos, y tener salud, que al fin y al cabo es lo verdaderamente importante.

Así que 2017: ¡ya sólo puedes mejorar!

Nos vemos en septiembre

verano

Jugar con los niños.

Estar con los abuelos.

Leer. 

Ir a la playa.

Viajar.

Dedicar tiempo a los maridos, que también lo necesitan.

Sacar tiempo para esos proyectos que siempre dejas para después.

Salir a cenar.

Dormir algún día la siesta, que nos lo hemos ganao 😉

Descansar para «maquinar» nuevos proyectos para Hello! Creatividad.

Pensar en nuevos contenidos para Sonambulistas.

Y, sobre todo, disfrutar del verano todo lo que podamos.

Eso es lo que pensamos hacer durante el mes de agosto y lo que os deseamos a todos los que nos leéis. El blog estará en «stand by» durante agosto para poder hacer todo esto, os esperamos por aquí a la vuelta, en septiembre.

¡Qué paséis un verano inolvidable!

Convulsiones en niños

convulsiones

imagen

Llevo tiempo retrasando este post, pero lo cierto es que quería compartir con el resto el susto que nos pegó Bosquete a principios de año por si nuestra experiencia puede ayudar a alguien, por si puede tranquilizar (un poquillo) a algún padre nervioso y a la espera de pronóstico en la sala de urgencias (y que ande buscando información en Internet aunque todos sepamos que no se deba hacer, porque no suele salir nada bueno de la búsqueda), o por si, quién sabe, puede hacer que quien pase por lo mismo, y Dios quiera que no, recuerde de pronto nuestra experiencia y sea capaz de enfocarlo todo de otra forma. Aunque, para qué engañarnos, hasta que no lo vives en tus propias carnes, es difícil hacerse a la idea.

Siempre he creído ser una persona tranquila. No me suelen estresar las enfermedades de mis hijos, que gracias a Dios han sido pocas y de poca seriedad, y suelo tomarme las cosas con humor, paciencia y filosofía. Bosco estaba con una gastroenteritis y yo, que aquél día tenía que haber ido a la oficina a una reunión, decidí en el último momento que mejor me quedaba por si tenía que llevarle al pediatra. Él aceptaba el suero, y yo trabajaba desde casa tan tranquila, viéndole empachoso porque se encontraba pachuchillo, pero contento. Como el pobrecillo estaba con mucha diarrea, y a cada rato tenía que cambiarle de ropa, en cuanto le daba un poquillo de suero o comía algo le sentábamos en el cuarto de baño con su reductor. En uno de los viajes al cuarto de baño, de pronto y sin previo aviso, se puso rígido, muy rígido, y empezó a hacer ruiditos con la boca. 

Peinado fácil para mujeres a la carrera

peinado facil madre-20

peinado facil madre-17

Que cada día vamos todas más a la carrera por la vida es un hecho, así que el segundo peinado que le pedimos a Marieta Hairstyle, después de la trenza para niñas que os enseñábamos el otro día, no podía ser otro: algo sencillo, rápido y que podamos hacernos nosotras mismas prácticamente en el ascensor, con un pie en la calle y mientras achuchamos a los niños para no llegar tarde al colegio, ¿a que os suena? 😛

Y ella, reina indiscutible de las trenzas, nos hizo esta coleta bañada de minitrenzas. Un toque rápido, fácil, y que cambia por completo el look de la coleta típica, ¿no os parece? Y por si aún no os fiáis de nosotras, os dejamos aquí el paso a paso:

El día en que cambiaron mis prioridades

casa-1

casa-2

Es curioso, no me preguntes por el nombre de un restaurante porque seguro que no me acuerdo, pero pregúntame por el cumpleaños, santo o aniversario de boda de alguno de mis amigos que fácilmente me lo sepa. Y el pasado 19 de enero, en concreto, se me ha quedado grabado a fuego. Bosquete me pegó un sustazo que, gracias a Dios, ha quedado en eso: un susto, y que os contaré otro día, pero del que saco una lectura positiva que, aunque suena a topicazo, jamás tuvo tanto sentido para mí. Que la vida es demasiado corta como para no disfrutarla al máximo, y que puede cambiarte de pronto, así, sin previo aviso. 

Por eso, porque no estoy dispuesta a que no «me pille bailando», como dice la siempre genial LucíaBedesde el 19 de enero han cambiado las tardes por casa. Ya no hay prisas, ni «un segundo que termino» o «ahora no, que tengo que trabajar». Ya no me preguntan si puedo dejar el ordenador e ir a jugar con ellas.

Viajes inolvidables: Praga, mi abuela y mis primas

201510_Praga-106

Creo que no es la primera vez que os cuento que tengo una abuela a la que adoro y cuya vitalidad envidio, o que tengo la inmensa suerte de disfrutar de una familia enorme (y que me ha valido más de unas risas por parte de Mar, que dice que siempre que hablamos de alguien termina siendo familiar mío, o amigo de algún familiar), y es que sólo por el lado de mi madre somos 22 primos. Justo antes de verano, mi abuela, a la que le encanta viajar, dijo que quería llevarnos de viaje a sus nietas… ¡y ha sido una pasada! Conseguimos ponernos todas de acuerdo en la fecha, cosa bastante inédita ya por sí, y ella eligió el destino: Praga. No conocía la ciudad y he de decir que me enamoró por completo: la arquitectura de sus edificios, esa luz que lo envuelve todo, el puente de Carlos, el teatro negro, el reloj, su castillo, el barrio judío, el empedrado de sus calles, los tranvías… pero lo que más me gustó, sin duda, fue poder disfrutar de un fin de semana entero con ellas. 

Tres niños y un perro

3ninosy1perro

Imagen

Tanto a mi marido como a mí nos gustan los perros. Siempre nos han gustado. Mi marido tuvo una perra collie, Nala, a la que adoraban, y en mi casa los últimos 15 años siempre ha habido uno o dos labradores: Syrah, Baco, Tinta y Mencía, y, ahora, Zeta. Y, desde ayer, sus cachorros. Nueve. Ahí es nada. No buscábamos cruzarla, ¡ni de broma!, ya vivimos la experiencia de la camada de 10 cachorros que tuvo Syrah y, la verdad, aunque es precioso verlos a todos corretear y jugar, dan muchísimo trabajo y hay que estar muy dispuestos a tenerlos por casa mientras tienen que estar con su madre (¡bravo por mi madre, que se dejó convencer aquella vez!). Pero el caso es que ayer Zeta paría nueve cachorritos comestibles y a mí me entran unas ganas tremendas de llevarme uno a casa. Claro que luego lo pienso fríamente: ¿tres niños y un perro? ¿en un piso?, y me echo un poco para atrás… Y después pienso en cómo disfruta Bosco con los perros, en la carita de Ana y sus «porfa, porfa, porfa, porfa»… y en que a Blanca le vendría bien tener uno para perderles el miedo, que no terminan de emocionarle… y vuelvo a envalentonarme. Siempre hemos dicho que queríamos tener perro, aunque no sé si aún son un poco pequeños los niños. En parte creo que debería aprovechar la oportunidad de tener en casa a un hijo de Zeta y Baco… y en parte sé que me estoy metiendo en la boca del lobo yo solita, y que sería como tener otro bebé en casa. Vamos, que aquí ando que no sé bien qué hacer. ¡Y lo peor es que sé que Alfonso está igual que yo! Jajaja.

¿Tenéis o habéis tenido perro? ¿Os lo habéis planteado alguna vez? Si lo tenéis, ¿os habéis arrepentido de que os consiguieran convencer? Ay, qué lío… 🙂

-María