Cómo aprender a hacer punto: punto del derecho y del revés
No es la primera vez que os digo que me gusta hacer punto. Siempre me ha gustado, aunque no soy nada apañada, todo sea dicho (en el fondo me llevo mucho mejor con la máquina de coser que con las agujas de punto). Tengo la suerte de tener una abuela a la que adoro que vale millones y hace auténtica magia con las agujas, sean del tipo que sean; seguro que ya os lo he contado alguna vez: con ella pasábamos muchos fines de semana en una casa que tiene en el campo y, a menudo, para entretenernos (o para que no la volviéramos loca, que también podría ser: es curioso cómo cambia la perspectiva de las cosas una vez eres madre y te toca a ti lidiar «con las fieras», jajaja) nos sentábamos junto a ella y nos enseñaba a hacer punto. Y digo «a menudo» porque éramos unas auténticas enanas y se nos olvidaba cómo se hacía de una vez a otra. Ella nos cogía los puntos y nosotras continuábamos para hacerles bufandas a nuestros muñecos.
Teníais que ver aquellas bufandas… auténticos triángulos que no había por dónde coger pero que le mostrábamos orgullosísimas una vez «terminadas»… y ella se echaba a reír, pero se pasaba luego horas tratando de enderezar aquello para que se lo pudiéramos poner a nuestros muñecos y no tiráramos la toalla. Y el caso es que, conmigo al menos, lo consiguió: siempre me gustó (aunque siga siendo un desastre con las medidas). ¡Anda que no se han reído mis amigos, y mi marido, viéndome tejer! Jajaja. Por suerte, hacer punto está hoy de moda, y no me extraña: relaja y es un vicio.
¿Recordáis el primer post de la serie sobre cómo aprender a hacer punto? Entonces vimos con Mar cómo coger los puntos; hoy vamos a ver cómo hacer los dos puntos básicos: el punto del derecho y el punto del revés. ¡Venga, que ya veréis qué fácil es!