Las comidas son en familia

Uno de los consejos que más he oído decir desde que soy madre es que comer o cenar en familia es fundamental para los niños, más aún hoy en día en que las conversaciones de verdad, sin pantallas de por medio, parece que escasean.

Somos los padres quienes debemos fomentar en nuestros hijos la conversación cara a cara, la escucha atenta, el saber reconocer si la persona que tienes a tu lado está bien, y el querer ayudar, o saber respetar sus silencios. Y la mejor forma de conseguirlo es a través del ejemplo.

Entre semana lo cierto es que la logística se nos complica y cenan primero los niños, y una vez metidos en la cama ya cenamos mi marido y yo; es, también, nuestro momento, cuando aprovechamos para contarnos nuestros respectivos días, así que hoy por hoy tampoco lo cambio pues aún son pequeños y nos dejan poquitos momentos de estar los dos solos y relajados. 

Museo Thyssen con niños + Bugaboo Atelier

Tenía pendiente publicar este planazo con niños para los que estéis en Madrid, o para los que aprovechéis este puente para visitarlo: visitar el museo Thyssen con las guías de Audioguiarte. Un antes y un después, os lo digo yo. Y mira que siempre que vamos a algún museo trato de hacer el ejercicio completo; es decir, preparar juntos antes lo que vamos a ver, qué cuadros o pintores encontrarán, o incluso prepararles una mini búsqueda «del tesoro» que me pareció una idea genial cuando la contó Bea, de Con botas de agua, en su blog pero, por un lado, no siempre me da tiempo a prepararlo en condiciones (siendo realistas) y, por otro, a veces se distraen sí o sí y no mantienen la atención todo el tiempo que me gustaría.

Comida Alonso y del Yerro

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Que tengo la suerte de tener una familia enorme no es ningún secreto 😉 El año pasado mis padres decidieron instaurar una comida anual en Viñedos Alonso del Yerro con las familias que dan nombre al proyecto: la de mi padre, y la de mi madre. Es decir, los hermanos de mis padres, con sus hijos y nietos, que no somos pocos, y mi abuela 😉

Aunque echamos de menos a los que no pudieron venir aquél día, lo cierto es que es una excusa fantástica para juntarnos todos, que a medida que vamos creciendo se complica cada vez más, y para ponernos al día los unos con los otros.

He tenido la suerte de crecer en una familia grande, sí, pero donde el concepto de «familia» siempre ha sido importante. Hasta que fui muy mayor no recuerdo un domingo que no comiéramos en casa de mi abuela Montse con todos mis primos, ni una semana en que no viera a mis primas Yerro.

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Planes con niños: visita al Castillo de Peñafiel

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Aprovechando que la bodega de mi familia está muy cerca de Peñafiel, el fin de semana pasado decidimos hacer una escapada para visitar el castillo, que es una maravilla, y aloja el Museo del Vino, y al que nunca habíamos ido con los niños. La verdad es que al final decidimos no hacer la visita guiada completa, que dura 45 minutos, porque eran las 4 de la tarde (y hacía un calor infernal) e íbamos con Bosco, que no parecía muy por la labor de aguantar la visita entera, así que nos limitamos a subir a la zona abierta y pasear por los alrededores del castillo, cosa que ya de por sí les encantó, pero las niñas, sobre todo la mayor, se quedaron con ganas de verlo todo entero y he prometido llevarlas de vuelta.

Si no habéis ido nunca, y no lleváis niños demasiado pequeños, el plan merece la pena: el castillo, que se ve en lo alto de Peñafiel, es una imponente fortaleza con forma de barco muy bien conservada, y cuyas vistas desde lo alto merecen mucho la pena. En el Museo del Vino, además, os enseñan la historia del vino de manera muy sencilla, por lo que es perfecto para ir con niños.

El finde está servido

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¿No os pasa que a veces, de tantos planes que queréis hacer, termináis el fin de semana más cansados de lo que lo comenzasteis? A mí últimamente bastante; llega el domingo, me siento en el sofá después de haber metido, por fin, a los niños en la cama, pongo los pies en alto por ¿primera? ¿segunda? vez en todo el fin de semana, miro a mi marido y siempre pienso lo mismo: «¿de verdad mañana ya es lunes? ¡pero si no hemos descansado ‘ná de ná’!». En mi casa siempre se ha dicho que si algo pasa volando, es que lo has disfrutado a conciencia y a mí, que soy muy de convencerme a mí misma, me vale, y luego me extraña que llegar al miércoles con algo de energías sea toda una hazaña jajaja.

El fin de semana pasado fuimos con unos amigos al Mercado del Campo que organizan en la Huerta de Montecarmelo, en la Fundación Carmen Pardo-Valcarce, y no podéis imaginaros el planazo que fue… Habíamos quedado con mi mejor amigo, Luis, y su mujer, que acaban de tener una muñequita más buena que el pan y nos pareció un plan de lo más apetecible, y factible, para ir con tres niños y un bebé de semanas. Fue, sin duda, un acierto. Vale, yo no soy del todo objetiva porque me encanta Fundaland, la Fundación, y todo lo que hacen, pero Luis es novato en esto de los planes «aptos para niños» y salió de allí convencido de que lo que teníamos que hacer era cogernos un huerto entre todos, ahí es nada 😉 Yo os dejo el tip por si os animáis: el segundo domingo del mes, si el tiempo acompaña (el de mayo tuvieron que retrasarlo a este pasado, por ejemplo), tenéis un montón de puestos donde comer y comprar frutas y verduras recién recogidas, y distintos alimentos de la huerta, de esos que llevan dosis extra de sabor.

Este fin de semana vienen unos amigos de Londres y, si el tiempo acompaña y no se traen la lluvia en la maleta, haremos un picnic para que los niños puedan correr a sus anchas y los mayores podamos hablar con (cierta) tranquilidad, que además es un plan de lo más fácil de organizar; claro que si el tiempo no acompaña el picnic lo haremos indoor, que no es lo mismo pero seguro que lo pasamos igual de bien. A improvisar no me gana nadie, ¡psé! ¿Y por la noche? Ayyyyy, por la noche… sacaremos la vena atlética y lo daremos todo, qué remedio. Y eso que yo paso del fútbol de mucho a un montón, pero cualquier excusa es buena para juntarnos la familia y echarnos unas risas (ya veis lo futbolera que soy, que eso de que podamos «sufrir» con el equipo hasta ganar ni me lo planteo :P).

Y ya, para terminar, os cuento que…

Disfrutar de la Sierra de Madrid con niños

 

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16 años. Ése es el tiempo que llevo viviendo en Madrid, y por una cosa o por otra, la verdad es que apenas conozco los sitios tan bonitos que hay en la provincia de Madrid y en sus alrededores.

Sin embargo, este puente decidimos que eso iba a cambiar, y que íbamos a intentar disfrutar más de la Sierra de Madrid y sus alrededores con nuestros niños.

El domingo, y para celebrar el Día de la Madre de una forma especial, pusimos rumbo a la sierra, y por la mañana nos decidimos por llegar hasta la provincia de Segovia y visitar la zona de Boca del Asno y el pueblo de Valsaín, después de leer la recomendación que El Astronauta y la Jirafa le hizo a María a propósito del post 5 rutas para hacer con niños por la Sierra de Madrid.

Sierra de Madrid con niños

Sierra de Madrid con niños

Boca del Asno está en la Sierra de Guadarrama, junto al Río Eresma, y es un área boscosa llena de pinos que cuenta con zonas de juego para los niños y mesas para poder hacer picnic, un montón de caminos para hacer senderismo e incluso un pequeño bar junto a la carretera por si necesitas comprar cualquier cosa.

5 rutas para hacer con niños por la Sierra de Madrid

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El fin de semana pasado nos fuimos Alfonso y yo con mis padres a descubrir una de las vías verdes que hay cerca de Madrid… ¡y no os imagináis cuantísimo nos gustó el plan! La idea era salir de Madrid y aprovechar para descubrir algún camino nuevo que no estuviera lejos de Madrid; no fuimos con los niños porque el plan era caminar los 12 kilómetros del trayecto que habíamos elegido, pero entre el día espectacular que hizo, y que el camino que habíamos elegido era súper llano y perfecto para haber ido con ellos, antes de volver ya estábamos pensando en la siguiente escapada, ¡pero con ellos! Por eso, porque no conozco niño al que no le guste la libertad del campo, de no tener que preocuparse de los coches, y de poder correr libremente, ¡y agotarse! (tampoco conozco padre al que no le encante la maravillosa sensación de ver a tu hijo caer derrotado al final del día, jajaja), he estado investigando qué planes se pueden hacer con los niños alrededor de Madrid que impliquen aire libre y ejercicio. ¡Espero que os gusten!

1. Vía verde del Río Alberche

La ruta completa son 22km, pero nosotros hicimos la mitad del recorrido porque entre unas cosas y otras salimos demasiado tarde y luego había que recoger a los niños 🙂 Mi idea, sin duda, es volver con los niños y hacer desde Pelayos de la Presa hasta el embalse de San Juan, que está cerca, y si aguantan seguir hacia Aldea del Fresno, que es (creo) la parte más bonita de la ruta.

2. Ruta hacia Los Robledos desde El Paular

La sierra de Guadarrama tiene algunas rutas cortas y no demasiado complicadas como para ir con niños, entre ellas esta que sale desde el Monasterio de El Paular. La ruta completa son 12km, aunque en mi caso dudo que lleguemos a completarla aún. ¡Pero que no sea porque no lo hemos intentado! 🙂

El día en que cambiaron mis prioridades

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Es curioso, no me preguntes por el nombre de un restaurante porque seguro que no me acuerdo, pero pregúntame por el cumpleaños, santo o aniversario de boda de alguno de mis amigos que fácilmente me lo sepa. Y el pasado 19 de enero, en concreto, se me ha quedado grabado a fuego. Bosquete me pegó un sustazo que, gracias a Dios, ha quedado en eso: un susto, y que os contaré otro día, pero del que saco una lectura positiva que, aunque suena a topicazo, jamás tuvo tanto sentido para mí. Que la vida es demasiado corta como para no disfrutarla al máximo, y que puede cambiarte de pronto, así, sin previo aviso. 

Por eso, porque no estoy dispuesta a que no «me pille bailando», como dice la siempre genial LucíaBedesde el 19 de enero han cambiado las tardes por casa. Ya no hay prisas, ni «un segundo que termino» o «ahora no, que tengo que trabajar». Ya no me preguntan si puedo dejar el ordenador e ir a jugar con ellas.

El finde está servido + puentes, puentes y más puentes

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El finde está servido… ¿o debería decir el puente? El lunes es la Almudena y, como tal, en Madrid es fiesta; menos mal que este, al menos, lo disfrutamos también los adultos 😉 ¿Consecuencia? ¡Volvemos a echarnos a la carretera! Últimamente tengo la sensación de que Willy Fog, a nuestro lado, se habría agotado… Claro que tampoco puedo quejarme porque, aunque agotador, disfrutamos mucho el fin de semana pasado, y lo disfrutaremos este que, además, celebraremos el (pre-)cumpleaños de Anusquilla con sus primos y está como loca sólo de pensarlo.

A veces pienso que, en lugar de tanto puente y fiesta suelta aquí y allá, sería mejor agruparlos todos y disfrutar de una semana de vacaciones seguida… Claro que enseguida se me pasa, quita, quita… ¿y quedarnos esas «semanas cortas» que tanto nos dan la vida? Lo que os diga: se me suele pasar rápido 🙂

Pero vamos a lo nuestro, hoy os cuento que…

… si buscáis un plan distinto con los niños, me han recomendado muchísimo la obra Gulliver en el país de los gigantes, en el Teatro Guindalera, en Madrid.

El finde está servido…

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Hacía tanto, tantísimo, que no escribíamos uno de nuestros cafés del viernes que ya no sabríamos ni cómo retormarlos… pero los echábamos de menos, así que hemos cambiado «ligeramente» el título de la sección: El finde está servido… recogerá, a partir de ahora, todas aquellas ideas, tiendas o planes que nos hayan llamado especialmente la atención, lo que nos divierte o preocupa o, por qué no, esa idea loca que se nos cruza por la cabeza y que nos apetece compartir con vosotros. Porque sí. Porque Sonambulistas es, al fin y al cabo, ese rinconcito tan nuestro que Mar y yo compartimos con vosotros. Los cafés eran nuestro encuentro, nuestra llamada a la conversación, nuestra forma de que nos conocierais un poquito mejor y de conoceros a vosotros… y no queremos perderlo.

Así pues, en este primer El finde está servido os cuento que…

… este fin de semana tenemos a gran parte de mi familia política de visita y que, cómo no, mi cuñada, que es genial, ya nos tiene un porrón de planes preparados. Normal que luego terminemos necesitando unas vacaciones de las vacaciones, ¡pero sarna con gusto no pica!