«Divide y vencerás», me decía mi querida Andrea Amoretti, madre de 5 nada más y nada menos que 5 hijos. Fue un día que nos encontramos en un evento y yo, como de costumbre, iba con mis tres niños a cuestas, y me veía un poco agobiada.

Me contó que era algo que había aprendido de su madre, y que quería decir que era importante reservar tiempo para cada uno de tus hijos sin sentirte culpable por no estar siempre con todos a todas horas.

Divide y vencerás… desde entonces, me siento (un poquito) menos culpable cuando me llevo a uno a algún sitio y dejo a los otros dos en casa con alguien, y por eso, cuando Danone nos invitó a pasar un día en el Tibidabo en Barcelona para presentarnos el nuevo Actimel Kids, tuve claro que tenía que llevarme a mi hijo mediano, ya que justo al día siguiente del evento cumplía 5 años. Yo compro mucho Actimel en casa porque a mis hijos les chifla, y me llamó mucho la atención que hubieran desarrollado una nueva fórmula especialmente pensando en los niños.

Total, que cuando casi no habíamos aterrizado del viaje a Noruega (pronto os contaré más sobre el viaje), mi niño y yo volvimos a hacer las maletas para nuestro viaje express a Barcelona. Nos hacía especial ilusión, además, porque mi hermano Antonio vive allí, así que pudimos estar con él y conocer su nuevo piso.

Comenzamos el día con una presentación de Pedro García Aguado: le conocí en un Congreso de Fundación Lo Que De Verdad Importa, ya que cuando trabajaba en el despacho estaba en el equipo que les asesoraba, y la verdad es que siempre es agradable escucharle, más que nada porque es un tío con MUCHO sentido común.

Especialmente me quedo con su reflexión sobre la paternidad, afirmando que lo importante no es cuánto queramos a nuestros hijos, sino de qué forma les queremos.

También me gustó escucharle hablar acerca de lo importante que es confiar en que los niños tienen más capacidades de las que creemos, y en lo importante que es transmitirles esa confianza para educar a niños autónomos, respetuosos y seguros.

Mientras los mayores escuchábamos a Pedro, los niños jugaban en la sala Lego Education del Tibidabo, y cómo no podía ser de otra manera, se lo pasó pipa, ya que si algo le gusta en este mundo es jugar con construcciones.