… y volviste a robarme el corazoncito
Contigo volvieron los despertares nocturnos y las ojeras permanentes, aunque no te imaginas lo poquísimo que me importan porque estás hecho un bombón y en realidad son más culpa mía que tuya, que eres el tercero y yo sigo sin saber bajar el ritmo y descansar.
Contigo he vuelto a sentir esa sensación de amor a primera vista que tanto me sorprendió con Blanca, volvió a pillarme por sorpresa con Ana y me ha vuelto a coger desprevenida esta tercera vez. ¿Cómo puede uno enamorarse tan perdidamente en un microsegundo?
Contigo volvieron las preocupaciones de madre primeriza porque tus hermanas te llenan de besos y abrazos, y tú ya estás pasando tu primer gran resfriado.
Contigo vuelvo a disfrutar de los ratos perdidos observándote. Horas y horas observando tus «pies y manitas de viejo», como dice tu hermana, esos dedos largos y esos ojos enormes que me miran sin terminar de enfocarme aún.
Os debía un post contándoos qué tal esta tercera maternidad de la que sólo puedo hablar bien: he tenido la suerte de tener un embarazo estupendo, un parto rápido y de recuperación fácil, y un bebé que es un auténtico santo y que me tiene totalmente hechizada.
Bosco tenía prisa por conocernos y decidió adelantarse un par de semanillas. Y menos mal, porque pesó 3,640 kg así que no quiero ni imaginar lo que habría sido si hubiéramos llegado a la semana 40… Sus hermanas están como locas con él; tanto que al pobre no le dejan vivir con sus besos y sus «yo le cojo» y «me lo pido». Así, entre nosotros, creo que los lunes se le escapa una sonrisilla de alivio mientras decimos adiós a sus hermanas desde la ventana de casa…
Y así, sin apenas darnos cuenta, ha pasado ya un mes desde que nació este pequeñón de sonrisa ladeada que me tiene totalmente hechizada. Y sí, se me cae la baba, ¡qué le vamos a hacer! ¿A que tampoco se nota tanto? 😉
-María