Definitivamente, mis niños tienen unas abuelas que valen su peso en oro… Y es que, además de querer a sus nietos con locura y estar siempre, SIEMPRE dispuestas a echarnos una mano en los que sea (aunque no vivamos en la misma ciudad), incluso cuando están lejos se pasan el día pensando en ellos y en cómo hacer cositas para ellos. Cuando nació Mar, la mayor, a ambas les dio por rescatar del cajón del olvido sus agujas de punto, que no utilizaban hacía muchos, muchísimos años, y ponerse a hacer punto para bebés. Poco a poco, se han convertido en unas auténticas profesionales del punto, y por si no me creéis, aquí podéis ver unos ejemplos de las últimas cositas que les han hecho… ¿Qué os parecen? Entenderéis que esté encantada, porque me encantan las cosas hechas a mano y tanto mi madre como mi suegra no han terminado de tejer una capota y ya están pensando en el abrigo que les van a tejer, así que tengo una verdadera «fábrica» en casa… En fin, lo dicho, que las abuelas de mis niños valen su peso en oro y que lo bueno, si handmade, dos veces bueno.
Qué tengáis un buen día…
– Mar