Arnidol, un remedio casero de bolsillo

Está claro que la mejor «biblioteca» para mamás primerizas es pasar un rato en el parque en compañía de otras mamás. Estamos en San Juan (Alicante), pasando una semana de vacaciones con la familia de mi marido, y esta tarde hemos estado un rato con la peque en unos columpios que hay en la urbanización. Había varios niños de entre 1 y 2 años, así que se han producido un par de caídas -inevitables con esa edad-. Una de las mamás ha empezado a lamentarse por no haber bajado de casa el Arnidol, y otra le ha ofrecido el suyo. Como yo no tenía ni idea de qué era eso del Arnidol, mi cuñada, que es farmacéutica, me ha puesto al día, contándome que es un producto homeopático totalmente natural indicado para golpes, caídas y contusiones de niños, y el resto de mamás lo calificaban sin reservas como un producto «mágico», así que al llegar a casa me he puesto a investigar un poco más en internet.
   
De venta en farmacias, se comercializa en diversos formatos (spray, gel, stick), pero parece que el más cómodo tratándose de niños es el que viene en barrita o stick. El Arnidol es un compuesto natural a base de plantas (Árnica y Harpagofito) que al parecer tienen propiedades antiinflamatorias y analgésicas, y que se debe aplicar justo después de los golpes o caídas, ya que alivia y evita que la zona se inflame e incluso que aparezcan los dichosos «moratones». Al ser totalmente natural, es un remedio «casero» ideal para los niños. Total, que me ha parecido tan interesante que he decidido escribir este post para compartirlo con todas las mamás que no lo conozcan, y por supuesto, ya le he encargado uno a mi cuñada para llevarlo en el bolso, ya que aunque espero evitar muchas caídas de mi pequeña, no sé porqué me da a mí que lo voy a tener que sacar del bolso más de una vez…
    
– Mar

  1. Está claro que vivo empanada… ¡mañana mismo me acerco a la farmacia a por uno! Que con el tentempié que tengo en casa, ¡veo que lo voy a necesitar más de una vez! Jeje.

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  2. ¡Dicho y hecho! Fui y compré uno en la farmacia… ¡y menos mal, porque hoy mismo he tenido que estrenarlo! Blanca se ha pegado un buen porrazo (he de reconocer que le he echado Arnidol sin demasiadas esperanzas, y ante las risas de mi madre), ¡y al poco no le quedaba ya más que el rasguño de la cara! Ni rastro del chichonazo que amenazaba con salir… habrá que ver cómo se levanta mañana: ¡pero esto promete! A partir de ahora, pienso llevarlo siempre en la bolsa de la sillita de paseo.

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