Clases de costura

Llevaba tiempo diciendo que quería apuntarme a clases de costura. Al principio dije que aprovecharía para hacerlo durante la baja… ¡ilusa de mí! Entre el trabajo que da un bebé recién nacido, y que enseguida llegó el veranito, la idea se quedó, como siempre, en el tintero.

Pasó el verano y llegaron las navidades, y yo seguía sin apuntarme. Un día, de camino al pediatra, descubrí El Club de Labores y mi marido, harto de oírme hablar de las hipotéticas clases de costura, paró el coche para que bajara a preguntar.

Llevo apuntada a clases desde entonces y he de decir que me divierte como a nadie. Están orientadas sobre todo a hacer ropa de niños, así que mi hija tiene un armario de verano en el que no cabe un alfiler, ¿sabéis la satisfacción de verla vestida con algo que le ha hecho su madre? Pero no sólo eso: la máquina de coser se ha convertido en mi mejor aliada, ¡y me atrevo con todo! Antes me sacabas de coser un botón, o de hacer una chapuza de remiendo en un roto, y me perdía, ¡¿quién me lo iba a decir a mí!?

Además, cada vez que entro en una tienda y veo los precios de los vestiditos (consciente ya de que no le van a durar más de un mes), no puedo evitar sonreír y pensar: “Esto tiene que estar tirado de hacer”. Y ya tengo entretenimiento para unos cuantos días.

Más información: Club de Labores. Calle Infanta Mª Teresa, 11. 91 344 10 68.

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