Llevo queriendo escribir este post desde hace ya un par de meses, pero lo cierto es que cada vez me cuesta más encontrar un huequillo para sentarme a escribir tranquilamente, y este post requería de un poco de paz y tranquilidad 😉
Ya sabéis que a los bebés se les hace la famosa prueba del talón a las 24 horas de nacer, cuyos resultados te envían a casa al cabo de una semana, más o menos, ¿verdad? Con Blanca y Ana los resultados llegaron enseguida: todo perfecto. Y aquí, su madre, que jamás le había dado mayor importancia al asunto, tan contenta.
Con Bosco, sin embargo, la experiencia fue algo distinta. Los resultados llegaron un poco más tarde, pero con eso de que nos habíamos cambiado de casa hacía poco y que era el tercero y, no voy a negarlo, ando más despistada de lo habitual, no los eché de menos hasta que el pediatra me preguntó por ellos en la revisión de los 15 días. Llegué tan contenta a casa, fui al buzón y allí estaban. «DEFICIENCIA DE TRANSPORTE DE CARNITINA. Resultado dudoso». Había que repetirle los análisis. Y yo seguía tan tranquila porque, por suerte, tengo un puntillo de inconsciente y no suelo agobiarme ni preocuparme por este tipo de cosas. Pero de pronto, contándole a mi marido que teníamos que repetirle las pruebas del talón al pequeñajo este, me dio por mirar a ver qué era eso del transporte de la carnitina… ¡ayyyy, quién me mandaría! Primer gran error: nunca, ¡nunca!, vayas a Internet en busca de información, sobre todo si se trata de la salud de los tuyos, pues fácilmente des con algún artículo tremendista y salgas de ahí temblando. El caso es que entre lo que leí y el cóctel de hormonas post-parto, ¡me llevé un disgusto tremendo! Tanto que era incapaz de llamar a una gran amiga mía que es médico por miedo a que me confirmara lo que había leído. ¡Y todo esto sin un resultado definitivo de la prueba! Vamos, que lo dicho: ¡quién me mandaría!
Pero si escribo hoy este post no es para hablados del déficit de transporte de la carnitina, que gracias a Dios Bosco no padece porque los resultados de la prueba que le repetimos dieron negativos, sino porque si hubiera sabido en su momento lo normal que es que tengan que repetir la prueba del talón quiero pensar que me habría llevado la mitad de disgusto. O no, quién sabe, porque con una recién parida y la salud de su bebé no se juega, y por algún lado tenían que salir las hormonas de paseo que con este parto aún no habían hecho acto de presencia 😉 Pero en su momento, y aún sabiendo que hasta que no llegara el resultado de la repetición de la prueba no se podía dar nada por sentado, no podía dejar de pensar que si el río suena…
Pues bien, tal y como me explicó la enfermera que le repitió la prueba del talón, las gotitas de sangre tienen que caer en el centro del circulito de la hoja de pruebas, y es muy fácil que no lo haga y no haya sangre suficiente como para analizar la muestra; vamos, que es mucho más normal de lo que creía que se tengan que repetir las (dichosas) pruebas. Y yo os lo traslado para que, si alguna os encontráis en la misma situación, sepáis que antes de agobiarse o de empezar a planificaros hay que esperar a que lleguen los resultados definitivos porque sí, es posible que sean positivos, pero también es muy probable que sea una falsa alarma.
Bosco nos ha salido repetidor: repetimos los potenciales evocados auditivos porque había suspendido con el oído izquierdo, y conseguimos el aprobado a la segunda, y repetimos la prueba del talón, y conseguimos el aprobado a la segunda. El chico le ha cogido afición a esto de repetir… ¡sólo espero que no sea así con todo en esta vida! 😉
-María