Cada viernes en Sonambulistas nos tomamos un café virtual con todas las personas que hay al otro lado de la pantalla, ¿coges tu café y te lo tomas con nosotras?
Si estuviéramos tomando café, os diría que tengo a Mar regañándome porque dice que nunca os he contado nada de Alonso del Yerro, y esto no puede ser. Y la verdad es que tiene razón. Claro que tampoco sabría por dónde empezar, ¿pero para qué están los cafés, al fin y al cabo, sino para conocernos un poco más?
Si estuviéramos tomando un café os contaría que en 2003 mis padres se lanzaron a la aventura de emprender, de crear una empresa que llevara los apellidos de sus hijos porque, y no se cansan de repetirlo, para ellos su familia somos lo primero. Conscientes de que, por mucho que les gustase el mundo del vino, no tenían los conocimientos suficientes como para hacer los grandes vinos con los que soñaban, supieron rodearse de los mejores y no han dudado en recorrerse el mundo de una punta a otra para apoyar a sus distribuidores allá donde hiciera falta. Al fin y al cabo, ¿qué es emprender sino dedicarte en cuerpo y alma a aquello en lo que crees y te apasiona? Gracias a ello, su esfuerzo se ha visto recompensado: el María, el Alonso del Yerro y el Paydos cuentan con respeto, y el cariño, de grandes catadores y críticos del mundo del vino, respeto que se ve reflejado en las puntuaciones que consiguen, año tras año, y en los comentarios de quienes catan sus vinos.
Si estuviéramos tomando café, y me preguntarais por Viñedos, os diría que lo primero que me viene a la cabeza es la palabra «orgullo». Orgullo de tener unos padres que en 2003 nos juntaron a los cinco hermanos para contarnos su ilusión, y que lo dejaron todo por crear Viñedos Alonso del Yerro. Orgullo de tener unos hermanos que no dudaron en apoyarles: si era su ilusión, ¿quiénes éramos nosotros para decir nada más que «¡adelante!»? Orgullo de tener un padre que a los 48 dejó la empresa familiar para perseguir, y conseguir, su propio sueño; un padre que hace tres años «volvió a nacer» y tuvo que bajar el ritmo pero que se esfuerza y supera día a día. Orgullo de tener una madre que ha luchado contra viento y marea, que ha capeado temporales que habrían acabado con cualquier otra, y todo ello sin perder esa sonrisa suya tan característica y tranquilizadora; una madre que se ha sabido ganar el cariño y el respeto del mundo del vino. Orgullo de tener un hermano que no dudó en dejarlo todo para ayudar a mis padres a capear el temporal cuando lo necesitaron, que cree en Viñedos y que se deja la piel cada día en un proyecto que le ilusiona. Orgullo, en definitiva, de apellidarme Alonso del Yerro.
Si estuviéramos tomando café, os mencionaría…
… que ahora que tanto se habla de la maternidad, echéis un vistazo a esta recopilación de fotos en Mothermag sobre la paternidad.
… que pronto hará un año que nos mudamos y sigo con la casa a medio decorar, así que este tipo de post con ideas me pierden.
… que la hora del baño es, sin duda, la que más disfruto con Bosco, así que últimamente la alargo con estos consejos sobre cómo dar masajes a bebés que nos dieron las chicas de Babybe.
Si estuviéramos tomando café tendría que ir despidiéndome ya, que se me hace tarde y no llego a la reunión que tengo. Y esta tarde vuelvo a irme de viaje, ¿dónde decíais que recogían firmas para el teletransporte? ¡Ahora os toca! Si estuviéramos tomando un café, ¿qué me contaríais? ¿De quién os sentís vosotros especialmente orgullosos?
¡Muchos besos y qué disfrutéis del fin de semana!
-María