Y entonces llegaste tú…

pie bebe

… y volviste a robarme el corazoncito

Contigo volvieron los despertares nocturnos y las ojeras permanentes, aunque no te imaginas lo poquísimo que me importan porque estás hecho un bombón y en realidad son más culpa mía que tuya, que eres el tercero y yo sigo sin saber bajar el ritmo y descansar.

Contigo he vuelto a sentir esa sensación de amor a primera vista que tanto me sorprendió con Blanca, volvió a pillarme por sorpresa con Ana y me ha vuelto a coger desprevenida esta tercera vez. ¿Cómo puede uno enamorarse tan perdidamente en un microsegundo?

Contigo volvieron las preocupaciones de madre primeriza porque tus hermanas te llenan de besos y abrazos, y tú ya estás pasando tu primer gran resfriado.

Contigo vuelvo a disfrutar de los ratos perdidos observándote. Horas y horas observando tus «pies y manitas de viejo», como dice tu hermana, esos dedos largos y esos ojos enormes que me miran sin terminar de enfocarme aún.