Hace unos días leía en Ohdeedoh este artículo, en el que Carrie, una de las autoras de este maravilloso blog, confesaba sus inquietudes ante su próximo reto como mamá: quitar el pañal a su pequeño. Me parece curioso pensar la cantidad de mamás y papás que, tarde o temprano, sufrimos exactamente las mismas inquietudes, y por eso quería compartir con vosotros nuestra experiencia en este sentido.
La verdad es que tanto María como yo hemos procedido a la operación “quitar el pañal” recientemente: María cuando su hija Blanca cumplió 2 años en mayo y yo en junio, cuando Mar tenía 21 meses recién cumplidos (tuve que adelantarme a los 2 años porque su hermanito nacerá en septiembre coincidiendo con su 2º cumpleaños, y pensé que no sería el mejor momento para tantos cambios…). El caso es que a las dos nos ha ido bastante bien la experiencia y, pasadas un par de semanas, incluso los pequeños “escapes” han desaparecido. En ambos casos tan sólo nos hemos limitado a observar a nuestras hijas para saber si estaban preparadas para entender instrucciones (las dos con su edad saben más de la cuenta y hablan como loritos, así que entienden todo…) y a explicarles que ya eran mayores y por tanto tenían que ir al orinal.
Pues bien, sin más les quitamos un día el pañal y eso sí, la primera semana las sentábamos cada 10 ó 15 minutos en el orinal mientras inventábamos todo tipo de distracciones para que no se aburrieran: leerles cuentos, inventar historias, jugar con muñecos, dejar que nos peinaran… y, por supuesto, tuvimos que limpiar algunos despistes. En mi caso, le compré pegatinas y cada vez que hacía algo en el orinal le daba su “premio” lo que la tenía emocionada (si alguna vez ella cumplía su parte y a mí se me olvidaba darle la pegatina pedía “premio-premio-premio” como una loca!). La segunda semana ya empezaban a pedirlo, aunque teníamos que seguir sentándolas a ratos, especialmente cuando estaban jugando con otros niños, porque en esos momentos se les olvida todo, y más o menos hacia la tercera semana ya los pequeños accidentes eran prácticamente inexistentes. Aún duermen con pañales braguita por las noches, pero lo cierto es que incluso por la noche piden ir al orinal, así que también pronto nos lanzaremos a la operación “noche sin pañal” para ver si resulta.
Lo cierto es que como veis, en nuestro caso ha sido relativamente fácil, pero sabemos que para otros papás resulta bastante más complicado. De todas formas, nuestro consejo es que observéis si vuestro hijo está preparado y entiende bien las cosas que les decimos y que aprovechéis el verano para intentarlo, sin desanimaros si no funciona al primer intento… ¡antes o después con todos funciona!
– Mar